En el acalorado escenario político de Quintana Roo, la reciente destitución del diputado del Partido del Trabajo (PT), Hugo Alday, de sus cargos en la Junta de Gobierno y Coordinación Política, Jugocopo (donde cabe aclarar se venció su tiempo), así como de la coordinación de la bancada, ha dejado un bache. Este sorpresivo giro de los acontecimientos ha dejado a muchos preguntándose si es el indicio de una relación cada vez más tensa entre el oficialismo y el PT.
La razón detrás de la expulsión de Alday parece ser un secreto a voces: su voto en contra de la refinanciación de la deuda pública, una acción que iría en contra del mandato de su partido a nivel nacional y sus estatutos internos. Esto no solo ha puesto de manifiesto las fisuras internas dentro del PT, sino que también ha subrayado la tensión creciente entre el partido y el oficialismo.
La gota que colmó el vaso fue la omisión de Alday al no encabezar la designación del nuevo fiscal del Estado, Raciel López, mientras presidía la comisión de Justicia. Esto parece haber marcado un punto de quiebre en la relación entre el PT y el gobierno en Quintana Roo. La toma de decisiones clave se ha vuelto cada vez más esquiva, lo que ha dejado a muchos preguntándose si la alianza entre el PT y el oficialismo está en su punto de ruptura.
Además de la expulsión de Alday, el PT ha sido relegado de la estructura de gobierno en el estado, lo que ha llevado a especulaciones sobre la posibilidad de que el partido opte por ir solo en el próximo proceso electoral. Esto podría ser un movimiento estratégico para el PT, que busca distanciarse del oficialismo y reclamar su independencia política, aunque en solitario, no pareciera tener el empuje necesario.
Alicia Tapia, quien ahora lidera la bancada del PT, asume un rol fundamental en esta nueva dinámica. Sin embargo, suceder a Alday no será tarea fácil, dado que él ha sido uno de los legisladores más productivos en la historia reciente del estado. Su destitución plantea preguntas sobre el futuro de su carrera política y si considerará unirse a otro partido.
En última instancia, la salida de Hugo Alday de la Junta de Gobierno y Coordinación Política es un episodio que podría tener repercusiones significativas en el panorama político inmediato. La creciente tensión entre el PT y el oficialismo, combinada con la posibilidad de que el partido opte por competir en solitario en futuras elecciones, marca un momento crítico en la política estatal. Queda por verse si esta ruptura se profundizará o si las partes involucradas encontrarán una forma de reconciliarse en beneficio del estado y sus ciudadanos.
