septiembre 28, 2025

En el segundo intento de lanzamiento de Starship, la nave insignia de SpaceX, la compañía buscaba enmendar los errores que afectaron su primer intento. El cohete despegó desde la base de Boca Chica, en el sur de Texas, tras el intento fallido anterior en abril. Con la determinación de rectificar fallas, se aspiraba a convertir esta nave en la más potente y exitosa de la historia espacial.

En esta nueva prueba, los 33 motores del Starship funcionaron adecuadamente, evitando los daños en la plataforma de lanzamiento sufridos en la ocasión anterior. Los dos módulos, Booster 9 y Ship 25, se separaron de manera correcta casi tres minutos después del despegue.

Sin embargo, al avanzar hacia el siguiente paso, el apagado de los motores de la sección superior, cinco minutos después, se perdió la señal de la nave, que tenía como objetivo realizar casi una vuelta completa alrededor de la Tierra.

Según confirmó SpaceX, la nave se autodestruyó antes de alcanzar la altitud máxima prevista de 250 kilómetros sobre la superficie terrestre. La pérdida de señal coincidió con la falla y explosión del propulsor, poco después de la separación.

A pesar de los esfuerzos por corregir fallos, este segundo lanzamiento no logró cumplir sus objetivos, deteniéndose a los ocho minutos en lugar de superar la hora planeada. No obstante, los avances alcanzados ofrecen una esperanza para la NASA en futuras misiones.

Se proyecta que una versión modificada de este cohete se empleará para llevar astronautas a la Luna en la misión Artemis 3, programada para diciembre de 2025.

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