
¡Pongámonos serios! No es que el agua sea el nuevo petróleo, pero vaya que causa revuelo cuando se trata de quién la controla. ¿Recuerdan esa telenovela llamada «Aguakan y su extensión de concesión hasta 2053»? Pues, prepárense para el nuevo episodio: ¡se acabó la prórroga!
La XVII legislatura se sacudió y decidió cortar el chorro de concesión a Desarrollos Hidráulicos de Cancún S.A. de C.V., más conocidos como Aguakan, ¡hasta el 2053, dicen adiós! Y no fue una votación de dos, tres o cuatro personas dando su punto de vista, no, señoras y señores. Fue un «sí» tan grande, que ni el grinch en su mejor día lograría arruinarlo. ¡19 de 25 diputados de acuerdo! Eso sí que es unanimidad en acción.
El Congreso sacó la espada de la irregularidad del contrato firmado en tiempos de Roberto Borge Angulo. Irregularidades, sí, esas cosas que todos ven pero nadie quiere admitir. Así que, ciao ciao, contrato extendido hasta 2053. Pero ojo, el acuerdo original sigue vigente hasta el 2023. ¿Por qué cambiarlo si no está roto, verdad?
Ahora, ¡atención! La Comisión de Agua Potable y Alcantarillado (CAPA) se viste de héroe para tomar la batuta del agua a partir del 1 de enero del año entrante. Pero claro, con el cambio viene el proceso de entrega-recepción. ¡Un clásico del cambio de poderes!
Pero, calma, calma, que esto no es un juego de uno solo. Aguakan no se va a quedar cruzado de brazos. Según Aldana Navarro, seguro van a sacar alguna carta legal del sombrero para tratar de revertir el decreto. ¡Vamos a ver si la ley es su mejor aliada esta vez!
Ahora, la parte jugosa. ¿Dónde están los mil 52 millones de pesos que se esfumaron como agua entre los dedos del Gobierno del Estado? Ahí es donde entra la comisión especial a escena, esa que va a rascar hasta encontrar la verdad. Parece el guion de una película de misterio, pero aquí estamos, viviéndolo en carne propia.
Y mientras tanto, Cristina Gómez Torres, la secretaria de Gobierno, aplaude desde la barrera la decisión del Congreso, pero sin soltar prenda sobre si la CAPA está lista para la movida. ¡Un silencio que habla más que mil palabras!
En resumen, señoras y señores, estamos ante el capítulo más emocionante de esta saga de agua y poder. ¿La CAPA será la heroína que necesita la ciudadanía o nos meteremos en otro embrollo? Solo el tiempo (y tal vez Aguakan) lo dirá. Pero por ahora, agárrense, que esto apenas empieza y ya tiene más giros que una montaña rusa en pleno apogeo.