La lucha por las diputaciones locales se ha convertido en un desafío crucial para el cuatroteísmo caribeño. Estas posiciones son la línea divisoria entre mantener una presencia política respetable y ser la plataforma para futuros cargos electivos.
El enfrentamiento se da entre los actuales diputados que buscan la reelección y aquellos que, desde posiciones más bajas, como regidurías o cargos municipales, aspiran a ascender en sus carreras políticas.
Existe un evidente «choque de trenes» entre los que ya están en el poder y aquellos que anhelan ascender. En este escenario, la mayoría de los actuales representantes de la 4T son considerados prescindibles. Se destacan por su falta de iniciativa y escasa habilidad política.
Aunque hay excepciones, como el Grupo Plural, cuyos diputados demostraron compromiso y entendimiento de su papel como representantes populares y su pertenencia a los partidos en el gobierno, la mayoría deja mucho que desear.
El riesgo para la 4T radica en la posibilidad de no contar con una oposición tan cómoda en la próxima legislatura. La necesidad de renovación y la búsqueda de perfiles más capaces se hacen evidentes, planteando un desafío significativo para el futuro político de la región. Con información de Noticaribe
