
#PasoEnFalso
En tiempos recientes, la desaparición del Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur) ha dejado una marca indeleble en el panorama turístico de México, especialmente en Cancún, el principal generador de divisas turísticas del país. Este cambio, lejos de ser una simple reestructuración administrativa, ha derivado en un proceso opaco y silencioso que amenaza con poner en riesgo la operatividad de los servicios y la atracción de inversiones en uno de los destinos turísticos más importantes de América Latina.
La Era de Fonatur: un pilar del turismo
Por más de 50 años, Fonatur fue el guardián de Cancún, asegurando la calidad en el mantenimiento y la imagen de la Zona Hotelera. Este respaldo federal fue fundamental para que Cancún se consolidara como un destino de clase mundial, con una oferta hotelera de más de 45 mil habitaciones y la recepción anual de más de seis millones de turistas. La presencia de una entidad pública garantizaba la eficiencia y transparencia en la gestión de recursos, algo que ahora parece estar en peligro.
Un traspaso confuso y opaco
Desde la cesión de Fonatur al Gobierno del estado de Quintana Roo, la falta de claridad en el manejo de las facultades y recursos ha sido evidente. Empresas como Zeit Edificaciones han estado temporalmente al frente de las operaciones, pero su cambio constante de razón social cada tres meses genera más dudas que certezas. Este hermetismo en la gestión no solo genera desconfianza entre los inversionistas, sino también entre los trabajadores y la población local.
La paradoja de la privatización
Resulta irónico que, en una administración que se ha manifestado en contra de la privatización, se esté llevando a cabo un proceso que, en la práctica, se asemeja mucho a ello. El presidente Andrés Manuel López Obrador ha reiterado que «privatizar es sinónimo de corrupción», sin embargo, la realidad en Cancún parece contradecir esta postura. La falta de un fideicomiso claro y transparente para la operación y mantenimiento de la Zona Hotelera es un claro ejemplo de cómo la incertidumbre y la opacidad pueden llevar a un manejo ineficiente y posiblemente corrupto de los recursos públicos.
El impacto en el turismo y la economía local
La desaparición de Fonatur no solo afecta a la infraestructura y los servicios de Cancún, sino que también pone en riesgo la atracción de inversiones y la confianza de los operadores turísticos. La incertidumbre sobre quién está realmente a cargo y cómo se están manejando los recursos puede desalentar a futuros inversores y turistas, afectando directamente la economía local y nacional.
Un llamado a la transparencia y la responsabilidad
Es crucial que el Gobierno del estado de Quintana Roo y las autoridades federales actúen con mayor transparencia y responsabilidad en la gestión de este importante destino turístico. La creación de un fideicomiso bien estructurado, con la participación de la iniciativa privada y una clara rendición de cuentas, es imperativa para asegurar la sostenibilidad y el desarrollo de Cancún.
En conclusión, la desaparición de Fonatur y la gestión opaca del gobierno estatal representan un desafío significativo para el futuro de Cancún. Es necesario un enfoque más transparente y responsable para proteger y promover este valioso destino turístico, garantizando su operatividad y atractivo para las futuras generaciones. La comunidad local, los inversores y los turistas merecen claridad y confianza en la gestión de este emblemático destino mexicano.