Redacción / Quintana Roo Ahora
Egipto.- En el árido desierto de Minya, Egipto, un hallazgo arqueológico ha despertado tanto fascinación como misterio. Mostafa Waziry, secretario general del Consejo Supremo de Antigüedades, ha anunciado el descubrimiento de un cementerio del Reino Nuevo, que alberga los restos de altos funcionarios y sacerdotes. Este extraordinario sitio fue reportado por The Egypt Gazette, dejando al mundo en suspenso ante las maravillas desenterradas.
Entre los tesoros hallados, uno en particular ha capturado la imaginación colectiva: un ataúd de madera que perteneció a una mujer llamada Nany, conocida por ser cantante del dios egipcio Djehouti, deidad de la luna y la escritura. Pero lo que realmente ha provocado una ola de asombro es el sarcófago de Tadi Ist, hija del Sumo Sacerdote de Djehouti en Ashmunein.
La tapa del sarcófago de Tadi Ist ha revelado una representación pintada que es, cuanto menos, intrigante. La imagen muestra a una figura con piel amarilla, vestida con un traje verde, y con un tocado azul que se asemeja inquietantemente al icónico cabello de Marge Simpson, la querida matriarca de la famosa serie animada. Sin embargo, a diferencia de Marge, Tadi Ist aparece con cinco dedos en las manos y pies, una diferencia sutil pero notable.

La semejanza ha causado revuelo en las redes sociales, donde los usuarios especulan sobre posibles conexiones entre las antiguas creencias egipcias y la cultura pop moderna. Sin embargo, el misterio se profundiza aún más: en la tapa del sarcófago también se encuentran figuras humanas que representan las doce horas, una escena que los expertos han descrito como «rara e importante», nunca antes vista en la iconografía funeraria egipcia.
Este descubrimiento en Minya no solo ofrece una nueva visión de la vida y las creencias de los antiguos egipcios, sino que también plantea preguntas intrigantes sobre las coincidencias y conexiones que desafían la lógica y la historia. ¿Podría ser que el tiempo y la cultura estén más entrelazados de lo que imaginamos? La respuesta, por ahora, permanece envuelta en el misterio de las arenas de Egipto.
