septiembre 28, 2025

Redacción / Quintana Roo Ahora

México.- Despertar sobresaltado en medio de la noche ya se ha convertido en una especie de rutina para algunos habitantes de la Ciudad de México. Este miércoles 18 de septiembre no fue la excepción, cuando un nuevo microsismo sacudió la capital a las 2:02 de la mañana. Aunque su magnitud fue de apenas 1.9 grados, más de uno fue arrancado de sus sueños, especialmente en la alcaldía Álvaro Obregón, donde la sacudida se sintió con mayor intensidad.

«Fuerte en Mixcoac», «Mi casa vibró horrible», «Ya no pude dormir», fueron algunas de las reacciones compartidas en redes sociales por los habitantes de la zona. Los comentarios iban desde el susto hasta el fastidio por otra noche interrumpida por las constantes sacudidas que, aunque pequeñas, siguen generando tensión en una ciudad que tiene cicatrices de sismos pasados.

Según el Servicio Sismológico Nacional, el epicentro del microsismo se localizó a solo 3 kilómetros al sureste de Álvaro Obregón. La zona más afectada parece haber sido el sur de la ciudad, donde el temblor fue lo suficientemente perceptible como para sacudir vidrios y nervios por igual. Afortunadamente, el Centro de Comando, Control, Cómputo, Comunicaciones y Contacto Ciudadano (C5) reportó que no se registraron daños materiales significativos en las áreas afectadas.

Sin embargo, la verdadera alarma la generó el hallazgo de una grieta de más de un kilómetro que sigue el trayecto del Anillo Periférico, extendiéndose a lo largo de Avenida Revolución. Este fenómeno no es nuevo en la capital, pero cada vez que reaparece, trae consigo inquietudes. Las calles afectadas, como Lomas de Plateros, Anillo Periférico, y Río Mixcoac, muestran cómo esta falla va creciendo lentamente, dejando huellas visibles en la superficie.

Tal vez lo más preocupante no sea la magnitud del temblor, sino la incertidumbre constante de vivir en una ciudad que parece nunca dejar de moverse. Aunque el microsismo de hoy no causó daños graves, nos recuerda que la Ciudad de México sigue siendo un terreno inquieto, donde incluso las sacudidas más pequeñas pueden reabrir viejas grietas y temores. ¿Estamos preparados para lo que venga? Solo el tiempo lo dirá, pero por ahora, la ciudad sigue temblando, y con ella, sus habitantes.

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