Redacción / Quintana Roo Ahora
Cancún.- Parece que en el horizonte se avecina una tormenta de proporciones épicas para Aguakan, la empresa que parece no entender qué significa «servicio público» y que cada vez se acerca más al ocaso de su concesión de agua y alcantarillado en Cancún, Playa del Carmen, Isla Mujeres y Cozumel. Tras un fallido intento en diciembre pasado, donde la anterior Legislatura trató de dar un golpe certero en contra de la concesionaria, Aguakan logró mantener su dominio con un amparo. Pero parece que la historia no termina ahí, ¡y vaya que no!
Este diciembre podría marcar el fin de su reinado. La diferencia es que ahora, el andamiaje legal está más sólido, y no solo eso, sino que el viento político sopla en la dirección de las palas de la justicia: Morena tiene control no solo del gobierno federal, sino también de los estatales y municipales. Y si algo se sabe es que el poder político está dispuesto a cortar cualquier cuerda que los conecte a esta privatización que ya huele a viejo.
Pero hablemos de números, porque los datos duros no mienten y Aguakan parece empeñada en darle la razón a todos los que piden su salida. En 2023, la empresa se embolsó más de 3,000 millones de pesos por el servicio de agua en Cancún y la Riviera Maya, pero con un rendimiento de servicio que deja mucho que desear. La cobertura del servicio en ciertas zonas es deficiente, con reportes constantes de cortes de agua no anunciados, fugas incontrolables y, para coronar el pastel, el recibo de agua que sigue subiendo mientras la calidad del servicio sigue bajando. Un dato interesante es que las quejas contra Aguakan han aumentado un 27% en el último año, lo que demuestra que la paciencia de los cancunenses está por agotarse.
Y no es solo el mal servicio lo que tiene a Aguakán contra las cuerdas. Las denuncias por cobros excesivos, sumadas a los constantes reclamos sobre la opacidad de la empresa, ponen en tela de juicio su gestión. Recientemente, incluso, se filtró información que indicaba que Aguakán cobraba más por el servicio a los usuarios en zonas de alta plusvalía, como si no fuera suficiente con el mal trato al resto de la población.
Con todo este caldo de cultivo, lo más probable es que, en lugar de cantar villancicos en sus oficinas en diciembre, se estén preparando para una despedida con las notas de “Las Golondrinas”. Y si bien no sabemos si ese será el caso, lo que es un hecho es que los cancunenses ya están cansados de ser cautivos de una concesionaria que sigue sin dar el ancho. ¿Será este diciembre el fin de Aguakan o simplemente otra farsa más? De ser así, los únicos que celebrarán serán los habitantes de Cancún, que finalmente podrían ver el regreso del agua, pero ahora con una gestión realmente pública.