noviembre 1, 2025

Paso En Falso

Cancún ha vivido por años bajo la sombra de una estructura de poder y complicidad que va mucho más allá de lo que debería representar un sindicato de trabajadores del volante. El Sindicato de Taxistas «Andrés Quintana Roo», mejor conocido –y no sin razón– como “La Mafia Taxista”, ha sido por décadas un emblema del poder paralelo en la región, acumulando una reputación que haría palidecer a cualquier narrativa de la vieja guardia de la corrupción mexicana.

La reciente detención de Salomón Alfonso Muñoz, alias “El Mafer”, actual líder del sindicato, bajo sospechas de haber ordenado el asesinato de José Luis Corral Morales, destapa una caja de Pandora que las autoridades, finalmente, parecen estar dispuestas a abrir. La historia detrás de su captura ilustra cómo el sindicato ha transitado de ser una organización gremial a una auténtica organización mafiosa: control de territorio, métodos de coacción y distribución de estupefacientes, y ahora, si las acusaciones resultan ciertas, hasta asesinatos entre sus filas.

Para entender el trasfondo, recordemos que Rubén Carrillo Buenfil, el anterior líder del sindicato y ahora diputado, pidió “licencia indefinida”. En su carta pública, Carrillo Buenfil expresaba su intención de servir a la causa taxista desde “otra trinchera”, insinuando que su posición en el Congreso podría “llevar la voz del gremio a otro nivel”. Sin embargo, algunos rumores en el radiopasillo local señalan que Carrillo podría estar más involucrado en este asesinato de lo que su declaración oficial admite. En estos mismos pasillos se susurra que el verdadero autor intelectual de este asesinato tal vez no es «El Mafer», sino alguien con un cargo aún más alto y con la protección de un fuero político que le brindaría inmunidad, haga sus conclusiones.

No es la primera vez que el Sindicato de Taxistas de Cancún se ve envuelto en escándalos que incluyen desde sobornos hasta el uso de violencia para mantener el control del servicio y el silencio incluso entre sus propios agremiados. Pero este asesinato y el posible encubrimiento a niveles políticos traen una gravedad distinta. Las autoridades han mencionado que el cuerpo de Corral Morales fue hallado en una carretera federal, lo cual parece indicar que el mensaje pretendía ir más allá del gremio; quizá era una advertencia directa hacia quienes pretendan desafiar esta estructura de poder.

La trama se complica más al considerar la reciente detención de Jonathan Emmanuel, presunto autor material del crimen. Con esta nueva pieza, la Fiscalía General de Quintana Roo comienza a perfilar un esquema que podría involucrar tanto al poder sindical como al poder político, fusionados de una forma que sugiere una impunidad estructural. La participación de la Secretaría de Seguridad Ciudadana, la Marina y la Guardia Nacional en las detenciones deja ver, en parte, que la dimensión de esta mafia trasciende el ámbito local, y quizá hasta el estatal.

¿Qué se puede esperar entonces? Mientras algunos celebran esta detención como el principio del fin para “La Mafia Taxista”, otros señalan que, si no se llega hasta el verdadero fondo de la estructura, si no se revela la identidad de aquellos que, desde sus cómodos escaños, protegen a estos personajes, estaremos ante una simple purga dentro de las filas de este sindicato. Uno de los líderes caerá, sí, pero la estructura podría continuar intacta.

La situación en Cancún es un recordatorio de lo que ocurre cuando los intereses gremiales se desfiguran y mutan en una red de poder, violencia y complicidad. La promesa de «El Mafer» de “defender los intereses de todos y cada uno de ustedes” parece haber tomado un giro tenebroso. Para la ciudadanía, este es un momento clave para exigir justicia real y no sólo un cambio de nombres en una organización que, si no se interviene a fondo, continuará siendo mucho más que un sindicato: una verdadera mafia.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *