diciembre 13, 2024

Redacción / Quintana Roo Ahora

Quintana Roo.- En algún punto entre lo mágico y lo absurdo, existe una leyenda que muchos han escuchado: que la saliva de una mujer embarazada puede aliviar el dolor de una picadura de abeja, avispa o hasta una irritación de hiedra venenosa. Aunque puede sonar como uno de esos remedios populares que despiertan escepticismo, hay quienes lo defienden fervientemente.

La semana pasada me tocó vivirlo en carne propia. Mientras mi cuñada paseaba a mis hijos en una carreta para niños, regresó de pronto, presa de un ardor en el pie, sospechando que era hiedra venenosa. Entre risas y dudas, me soltó: “¡Dame de tu saliva!”. Imaginen mi reacción: era imposible que estuviera hablando en serio, ¿cierto? Pero ahí estaba ella, segura de su solución, pidiéndome saliva sin ninguna vergüenza, mientras yo dudaba de lo que parecía una locura.

Aún así, y por complacerla, finalmente accedí. Con una mezcla de incredulidad y pena, le puse un poco de mi saliva en el pie. Para mi sorpresa (y horror, siendo honesta), el ardor se le quitó casi de inmediato. «¡Te lo dije!», exclamó, mientras yo la miraba con la misma sorpresa de quien acaba de presenciar un acto de magia.

Quizá no haya evidencia científica de que esto funcione, pero la tradición popular nos sigue asombrando. Para algunos, este remedio casero seguirá siendo una prueba de la sabiduría ancestral; para otros, una anécdota más para contar. ¿Es placebo? ¿Es solo una coincidencia? Lo cierto es que, en ese momento, el ardor se fue, y yo me quedé con una buena historia que contar.

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