octubre 26, 2025

Paso En Falso

El Puente Calinda, uno de los símbolos históricos del nacimiento y desarrollo turístico de Cancún, hoy languidece entre el óxido y el concreto desprendido. Este enlace vital entre la isla (Zona Hotelera) y el continente (Cancún), que impulsa la economía local y el turismo, ahora es testigo de años de abandono. Las imágenes y denuncias en redes sociales muestran una realidad preocupante: varillas corroídas, pilotes erosionados y una estructura que pide a gritos atención. Sin embargo, lo más alarmante no es el estado físico del puente, sino la falta de voluntad política y de recursos presupuestarios para su mantenimiento en 2025.

No es la primera vez que el Puente Calinda presenta problemas estructurales. Desde 1999, cuando Fonatur diagnosticó la necesidad de remodelaciones, ha sido sometido a reparaciones parciales que solo han postergado lo inevitable: una intervención integral. Lo que debería ser un monumento a la modernidad de Cancún se ha convertido en una metáfora de la negligencia y la falta de planificación. La desaparición de Fonatur y el manejo incierto del Fideicomiso para el Fortalecimiento de la Actividad Turística dejaron en el limbo la conservación de esta infraestructura clave. Es difícil de comprender cómo, de los 155 millones de pesos asignados para la zona hotelera, no se destinó un sólo peso al mantenimiento del Calinda.

El deterioro del puente no sólo es una cuestión estética; es un tema de seguridad pública y sostenibilidad económica. Miles de vehículos y turistas cruzan diariamente esta estructura que conecta la zona hotelera con el resto de Cancún. Ignorar su mantenimiento podría derivar en problemas mayores: riesgos de colapso, interrupciones en el flujo turístico y costos de reparación mucho más elevados a largo plazo. Los pescadores y prestadores de servicios ya alertan sobre el deslave y el debilitamiento de los pilotes. Esperar a que ocurra un accidente sería un acto de irresponsabilidad imperdonable.

Es momento de reconocer que el Puente Calinda no sólo pertenece a Cancún, sino a la historia de México. Representa el crecimiento de una ciudad que pasó de ser un proyecto turístico a un ícono mundial. Hoy, el Calinda necesita algo más que parches y licitaciones inconclusas: requiere una estrategia clara de mantenimiento y preservación. El reto está en las autoridades locales y estatales, quienes deben priorizar su rescate y garantizar que esta pieza clave de infraestructura no termine siendo un símbolo de abandono, sino de renovación y compromiso con el futuro de Cancún.

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