
Redacción / Quintana Roo Ahora
México.- El anuncio de un aumento del 12% al salario mínimo en México, realizado por el Gobierno de Claudia Sheinbaum, ha generado expectativas y debates. A partir del 1 de enero de 2025, los trabajadores mexicanos percibirán un incremento que eleva los ingresos diarios en las dos principales zonas salariales del país: de 374.89 a 419.88 pesos en la frontera norte, y de 248.93 a 278.80 pesos en el resto del territorio.
Desde la perspectiva de los trabajadores, este ajuste es una victoria. Pasar de 7,467 a 8,364 pesos mensuales representa un respiro para millones de familias que enfrentan el alza constante de precios. Además, este incremento refleja el compromiso número 56 de los «100 compromisos de la Transformación», cumpliendo con lo prometido por Sheinbaum en su campaña.
Sin embargo, el impacto económico de esta medida sigue siendo materia de debate. La mandataria federal y su equipo han asegurado que el aumento no alimentará la inflación, señalando que el Banco de México ya tenía contemplada esta alza en sus proyecciones. Aun así, el fantasma de posibles efectos negativos sobre la inversión y el empleo sigue presente, sobre todo para pequeñas empresas que podrían tener dificultades para absorber este aumento en sus costos.
Más allá de los números, el desafío radica en que el aumento al salario mínimo no puede ser un fin en sí mismo, sino parte de una estrategia integral para mejorar las condiciones laborales y fortalecer la economía. Si bien este incremento pone más dinero en los bolsillos de los trabajadores, será fundamental garantizar que este poder adquisitivo no se diluya en un contexto de precios altos y servicios deficientes.
La pregunta clave no es solo cuánto se gana, sino qué se puede hacer con ese dinero. Por ahora, el aumento al salario mínimo parece un paso hacia adelante, pero el verdadero reto será convertirlo en un avance sostenible que beneficie a todos los sectores de la sociedad.