
Paso En Falso
El caso de Emiliano Ramos es el reflejo más cruel de un sistema judicial al servicio de intereses personales. No sólo se enfrenta a acusaciones fabricadas, sino que estas parecen diseñadas para venganzas privadas, más que para impartir justicia. El nexo amistoso entre el Magistrado Presidente Heyden Cebada y Paola Moreno, ex esposa de Ramos y diputada en funciones y presidenta de la Comisión de Justicia del Congreso Local, pone en evidencia un entramado de poder que erosiona la imparcialidad de las instituciones. ¿Cómo explicar que Ramos enfrente prisión mientras presuntos delincuentes peligrosos llevan sus procesos en libertad? La única respuesta plausible es que su verdadero «delito» es desafiar el sistema al exigir algo tan básico como la custodia compartida de sus hijas.
Las preguntas de Emiliano en su carta de días pasados son desgarradoras no sólo por su contundencia, sino porque siguen sin respuesta. Heyden Cebada, como representante del Tribunal Superior de Justicia, ha optado por el silencio frente a señalamientos gravísimos: audiencias retrasadas por meses, convivencia familiar obstruida, y un proceso repleto de irregularidades. No es sólo complicidad; es una demostración de incapacidad o de una intencionalidad dolosa. ¿Cuántos más sufrirán las consecuencias de un Poder Judicial tan vulnerable a intereses personales? Si la justicia depende de relaciones y no de principios, todos estamos en riesgo.
La imagen de Ramos esposado, débil y sometido tras una huelga de hambre nos interpela a todos. La lucha de este hombre trasciende lo personal; es un llamado urgente para cuestionar a las instituciones que deberían protegernos. No se trata de un caso aislado: es el ejemplo de cómo se utiliza el sistema para castigar a quien incomoda, para imponer narrativas y para silenciar verdades. Ramos ha mostrado una resistencia admirable, pero su vida no debería estar en juego para que se le reconozca el derecho a un juicio justo.
La pregunta final es: ¿hasta cuándo vamos a permitir que la justicia llegue demasiado tarde? Si Emiliano Ramos pierde esta batalla, no será él quien fracase, sino un sistema entero que hoy está colapsando bajo el peso de la corrupción, las vendettas y el abuso de poder. Es tiempo de exigir que Heyden Cebada asuma su responsabilidad, no sólo ante Ramos, sino ante una sociedad que reclama jueces que impartan justicia, no favores. Si de verdad queremos un estado de derecho, no podemos quedarnos callados. Emiliano Ramos no lucha sólo por sus hijas; lucha por todos nosotros.