
Redacción / Quintana Roo Ahora
Cancún.- La imprudencia al volante sigue cobrando facturas, no siempre en vidas humanas, pero sí en daños materiales y peligros latentes para la ciudadanía. La madrugada del jueves, un accidente que pudo haber tenido consecuencias fatales se registró en la avenida Yaxchilán, a la altura de la supermanzana 21, justo frente a la Cruz Roja Mexicana.
Según los reportes preliminares, el conductor de un Nissan Versa blanco, identificado como Gustavo L. L. M., circulaba a excesiva velocidad sin tomar en cuenta las condiciones de la vía. Al llegar a una curva, perdió el control del volante, lo que provocó un choque contra la guarnición del camellón central, posteriormente con un poste de alumbrado público, y finalmente terminó volcado en plena avenida.
El saldo fue un auto completamente destrozado, daños a infraestructura pública y un riesgo latente para cualquier persona que pudiera haber estado en la trayectoria del vehículo. Afortunadamente, no se reportaron víctimas, pero el impacto pudo haber sido fatal para peatones, conductores o pasajeros inocentes.
Lo más alarmante del incidente fue que, tras el accidente, el conductor huyó del lugar, abandonando el vehículo en la vía pública. Esta acción no solo agrava su responsabilidad, sino que también refleja la falta de conciencia y compromiso de algunos automovilistas.
El accidente ha generado preocupación entre los ciudadanos, quienes destacan la importancia de recordar que manejar no es solo un privilegio, sino una responsabilidad. Exceder los límites de velocidad, ignorar las condiciones de la vía y actuar con imprudencia no solo pone en riesgo la vida del conductor, sino que amenaza a terceros.
En repetidas ocasiones, las autoridades municipales han llamado a la ciudadanía a respetar las normas de tránsito como una obligación moral y legal. «Cada vez que tomamos el volante, asumimos el deber de proteger la vida propia y la de los demás», han expresado.
El director de la Dirección de Tránsito, Ezequiel Segovia, y la presidenta municipal han declarado que este tipo de incidentes son evitables y tienen el potencial de destruir familias. La cultura vial no solo se construye con leyes, sino con conciencia ciudadana.
Este no es solo un accidente más, sino una oportunidad para reflexionar y para que los conductores comprendan que sus actos al volante pueden ser la diferencia entre la vida y la muerte para personas que nunca eligieron estar en su camino. La seguridad vial es responsabilidad de todos, y actuar con responsabilidad al conducir es un acto de respeto hacia los demás y hacia uno mismo.