Redacción / Quintana Roo Ahora
Quintana Roo.- El PAN Quintana Roo está que arde, pero no precisamente por su capacidad de encender pasiones políticas, sino porque se está quemando solo. La salida de Lili Campos, exalcaldesa de Solidaridad y quien alguna vez fue la joya de la oposición, es solo el capítulo más reciente del drama azul. Ahora, Lili forma parte del staff de la bancada de Morena en la Cámara de Diputados, porque al parecer, si no puedes vencerlos… únete a ellos.
Con esta partida, el PAN no solo pierde a una pieza clave; más bien parece estar jugando una partida de Jenga donde cada renuncia deja al partido tambaleándose aún más. Atenea Gómez, Alicia Ricalde, Faustino Uicab, Hugo Sánchez… la lista de deserciones parece más un éxodo bíblico que un reacomodo político.
Mientras Morena se engalana con sus nuevas adquisiciones, el PAN Quintana Roo se ha convertido en el club de los incondicionales. La dirigencia estatal, liderada por Reyna Tamayo, parece estar más ocupada en purgas internas que en ganar elecciones. “Licha” Ricalde, con su olfato político afinado, prefirió renunciar antes de que la expulsaran. Al menos alguien en ese barco sabe cuándo saltar antes de que se hunda.
Y no olvidemos a los militantes que también han encontrado otras playas políticas más soleadas: Frank López, Eloy Peniche y Reyna Durán se mudaron a Movimiento Ciudadano, como si estuvieran buscando un Airbnb político más cómodo.
¿La estrategia del PAN para 2027? Si es que tienen una, parece ser la de seguir perdiendo figuras importantes mientras construyen un club de fans exclusivo para la dirigencia estatal.
Así que, si el PAN Quintana Roo sigue por este camino, no sorprenda ver más boletos de ida hacia Morena. Porque al ritmo que van, el PAN se está convirtiendo en una cantera de talentos… pero para el partido en el poder.