febrero 7, 2025

Redacción / Quintana Roo Ahora

CDMX.- El nombre de Guillermo «Billy» Álvarez, quien alguna vez personificó el poder detrás de uno de los equipos más icónicos del fútbol mexicano, Cruz Azul, ahora resuena entre las paredes del penal de máxima seguridad del Altiplano. El pasado jueves 16 de enero, el exdirectivo fue detenido al sur de la Ciudad de México por elementos de la Fiscalía General de la República (FGR) en coordinación con la Agencia de Investigación Criminal (AIC), marcando un nuevo capítulo en la novela de corrupción que lleva persiguiéndolo desde 2020.

Álvarez Cuevas, acusado de delincuencia organizada y manejo ilícito de recursos, se encontraba prófugo desde que un juez de control emitió una orden de aprehensión en su contra hace cinco años. El impacto de su captura sacudió no solo al ámbito deportivo, sino también a un país que, en medio de la lucha contra la corrupción, observa cómo las caídas de figuras emblemáticas exponen la fragilidad de sus instituciones.

El viernes, un juez de control del Centro de Justicia Penal Federal en Almoloya de Juárez dictó prisión preventiva contra Álvarez. Paradójicamente, esta medida fue solicitada por su propia defensa, con la intención de ganar tiempo para estructurar su estrategia legal. Ahora, el exlíder cooperativista espera que su situación jurídica sea definida el próximo miércoles 22 de enero, cuando se determine si será vinculado a proceso.

Un legado en números y sospechas

El hombre que durante 32 años dirigió a la Cooperativa Cruz Azul deja un legado contrastante: mientras los aficionados recuerdan con amargura las 13 finales perdidas bajo su gestión, los títulos obtenidos y la consolidación del club como una de las instituciones más relevantes del país no lograron opacar las acusaciones que hoy pesan sobre él. Se le señala de haber cometido fraude por más de 2,200 millones de pesos y lavado de dinero a través de empresas fantasma, con operaciones que superaron los 300 millones de pesos entre 2013 y 2020.

Álvarez no está solo en esta caída. La orden de aprehensión también alcanzó a su hermano, José Alfredo Álvarez, y a otros colaboradores cercanos, quienes habrían participado en un esquema de administración fraudulenta que desvió fondos de los socios de la cooperativa.

El precio de la corrupción

Si las acusaciones se confirman, Billy Álvarez enfrentará hasta 40 años de prisión por delincuencia organizada, además de las posibles penas acumuladas por fraude y lavado de dinero. Este caso no solo es un reflejo de cómo el poder puede corromper a quienes lo detentan, sino también de la lucha constante de México por recuperar la confianza en sus instituciones y en la justicia.

Por ahora, el futuro de Álvarez permanece tan incierto como los destinos de los recursos que alguna vez manejó. Lo que queda claro es que, para quienes fueron afectados por su gestión, la caída del exdirector es apenas el comienzo de una larga batalla por la verdad y la reparación del daño.

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