febrero 7, 2025

Paso En Falso

Desde la reelección de Donald Trump, la presidenta Claudia Sheinbaum se enfrenta a un dilema que trasciende la política nacional: cómo responder a un líder cuya narrativa se basa en señalar a México como el enemigo ideal. En discursos recientes, Sheinbaum ha apostado por combinar una retórica de firmeza patriótica con gestos de apertura diplomática, un juego de equilibrios que busca fortalecer la posición mexicana sin escalar tensiones. Pero, ¿es esta estrategia sostenible o refleja un cálculo político para salvar el rostro ante dos públicos: el interno y el internacional?

Por un lado, su mensaje de “no mentir, no robar y no traicionar al pueblo de México” resuena como una reafirmación de los valores de su gobierno. Sin embargo, la insistencia en esperar el “primer movimiento” de Trump plantea dudas sobre si existe una estrategia proactiva o si México seguirá en un rol reactivo ante el gigante del norte. Si bien los consulados refuerzan su equipo legal y las incautaciones de fentanilo baten récords, ¿son estas medidas suficientes para desactivar el discurso de culpabilización que Trump ya ha probado ser eficaz en sus bases electorales?

El contexto no puede ignorarse: mientras Trump lanza ataques que mezclan xenofobia y proteccionismo, Sheinbaum debe enfrentar la presión interna de un país que exige protección para los connacionales en Estados Unidos, sin dejar de priorizar los intereses económicos que dependen del vecino del norte. La apuesta por el diálogo suena sensata, pero también deja la puerta abierta a interpretaciones de tibieza, un riesgo político para un gobierno que ha construido su legitimidad en el contacto directo con “el pueblo”.

En última instancia, el verdadero reto para Sheinbaum será demostrar que la defensa de la soberanía no está reñida con la capacidad de negociar inteligentemente. La firmeza en el discurso debe traducirse en acciones que, más allá del simbolismo, coloquen a México como un actor capaz de desarticular la narrativa trumpista sin caer en la trampa de la confrontación abierta o la sumisión diplomática. El tiempo dirá si el «plan» de Sheinbaum es más que un recurso retórico.

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