febrero 7, 2025

Redacción / Quintana Roo Ahora

Cancún.- El caso del pequeño Emiliano, un niño de apenas dos años y cuatro meses, es una prueba más del abandono, la negligencia y la insensibilidad con la que opera el ISSSTE. Este menor, que luchaba contra un cáncer de vejiga, no solo enfrentó una enfermedad devastadora, sino también la indolencia de un sistema de salud que, en lugar de salvarlo, lo dejó a su suerte.

A pesar de la gravedad de su estado, la atención médica que recibió fue insuficiente y deficiente. Su familia ha denunciado que los directivos y el personal del hospital en Cancún, encabezados por el director Adrián Alejandro Albornoz Zapata, actuaron con negligencia, lo que resultó en un trágico desenlace.

Con un dolor inconmensurable, los padres de Emiliano llevaron su caso hasta la Secretaría de Gobernación (Segob), donde la gobernadora Mara Lezama entregó evidencia en fotos, videos y el certificado de defunción, que confirma las terribles condiciones en las que falleció el niño: choque séptico, neumonía intrahospitalaria e infección de vías urinarias. Todo esto consecuencia de una pésima atención médica.

¿Cómo es posible que un hospital permita estas condiciones? ¿Cómo es que se sigue tolerando la incompetencia y la corrupción dentro del ISSSTE? No solo se trata de negligencia médica, sino de un sistema podrido donde, incluso, un enfermero fue señalado por robar material necesario para tratar al pequeño Emiliano.

Han pasado seis días desde su sepelio y la indignación no se apaga. Familiares y ciudadanos han tomado las calles para exigir justicia, recorriendo a pie más de cuatro kilómetros desde la clínica del ISSSTE hasta el Teatro de la Ciudad. La rabia y el dolor son compartidos por una sociedad que ya no puede seguir permitiendo que la impunidad mate a los más vulnerables.

El ISSSTE tiene mucho que explicar. ¿Cuántos Emilianos más tienen que morir para que realmente se haga justicia?

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