septiembre 28, 2025

Paso En Falso

La reciente decisión del Consejo Político Estatal de Morena en Quintana Roo de impedir el nombramiento de Julio Durán Rueda, expriista y figura cuestionada, como coordinador de Afiliación y Credencialización, podría interpretarse como un gesto hacia la congruencia política. Las presiones de los militantes fundadores surtieron efecto y evitaron que un personaje ligado al borgismo ocupara un puesto clave. Sin embargo, este movimiento, aunque loable en apariencia, se queda corto ante la realidad evidente: Morena, en Quintana Roo, sigue plagado de priistas reciclados y figuras del Partido Verde que, en la práctica, representan los vicios del pasado.

Resulta curioso que esta “depuración” se haya celebrado en un contexto donde el Gobierno del Estado, liderado por Mara Lezama, sigue incluyendo a personajes que difícilmente representan los valores de la Cuarta Transformación. Si bien el discurso oficial recalca la importancia de respetar los postulados de Morena, las acciones hablan de un partido que, por pragmatismo o conveniencia, ha abrazado a quienes durante décadas formaron parte del sistema que hoy critican. Es imposible ignorar la contradicción: ¿cómo construir un cambio real con los mismos pilares que sostuvieron al viejo régimen?

El caso de Julio Durán no es un hecho aislado, sino un síntoma de un problema más profundo. Morena enfrenta una lucha interna por definir su identidad. Mientras los fundadores exigen congruencia, la cúpula del poder parece priorizar alianzas estratégicas y cuotas políticas. La reciente designación de Cristina Batun Chulim como coordinadora puede ser un pequeño triunfo, pero no debería ocultar que el partido necesita mucho más que gestos simbólicos para recuperar la confianza de su base.

La Cuarta Transformación en Quintana Roo aún tiene una enorme deuda con quienes apostaron por un verdadero cambio. Una limpieza parcial, enfocada en evitar escándalos puntuales, no será suficiente. Mientras el gobierno estatal siga cobijando a figuras del PRI y del Verde, cualquier intento de congruencia será percibido como un simulacro más que como un paso firme hacia el cambio que tanto se prometió.

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