septiembre 28, 2025

Redacción / Quintana Roo Ahora

Quintana Roo.- En un giro que solo podría describirse como «audaz» (o quizás «desconcertante»), el Gobierno de Claudia Sheinbaum ha decidido que el ferrocarril más icónico de México, el Tren Maya, no necesita tanto dinero después de todo. ¿Para qué invertir en infraestructura turística y desarrollo regional cuando puedes gastar miles de millones en contener una crisis migratoria que, curiosamente, no empezamos nosotros? Así es, amigos: el presupuesto del Tren Maya ha sido recortado en un 70%, porque, al parecer, los rieles no son tan prioritarios como los muros (o las cercas, o las vallas, o lo que sea que esté de moda en la frontera norte).

Según los números fríos y duros de la Cámara de Diputados, el año pasado el Tren Maya recibió un presupuesto de 120 mil millones de pesos. Este año, se queda con apenas 36 mil millones. ¿Y adónde fue a parar el resto? Pues, a la frontera norte, donde el Instituto Nacional de Migración (INM) recibió un aumento presupuestal del 489%. Sí, no es un error de imprenta: el INM pasó de recibir 1,897 millones de pesos a 11,171 millones. Claramente, alguien en Hacienda decidió que los migrantes deportados necesitan más abrazos (literalmente, gracias a la estrategia «México te Abraza») que los turistas necesitan trenes.

Pero no se preocupen, el Tren Maya sigue funcionando… más o menos. En Quintana Roo, por ejemplo, el ferrocarril ha transportado a un total de 1.2 millones de pasajeros en lo que va del 2024. No está mal, ¿no? Claro, eso es hasta que te das cuenta de que el proyecto fue vendido como una revolución turística y económica para la región. Ahora, con los recortes, ¿qué pasará con los tramos que faltan por construir? ¿Quedarán como monumentos a la incertidumbre? ¿O simplemente serán un recordatorio de que, en México, las prioridades pueden cambiar más rápido que un semáforo en hora pico?

Mientras tanto, el Gobierno ha desplegado 800 agentes federales en la frontera norte, muchos de ellos trasladados desde Quintana Roo. Sí, la misma Quintana Roo que alberga destinos turísticos como Cancún, Tulum y Playa del Carmen, donde la seguridad ya era un tema delicado. ¿Qué podría salir mal? Porque, claro, ¿quién necesita agentes en una zona que depende del turismo cuando puedes tenerlos vigilando una frontera que, técnicamente, no es nuestra responsabilidad?

Y no olvidemos los 10 centros de atención para migrantes, cada uno con capacidad para 2,500 personas. Una iniciativa noble, sin duda, pero que plantea la pregunta: ¿estamos sacrificando proyectos de desarrollo a largo plazo por soluciones temporales? Porque, al final del día, el Tren Maya no era solo un tren; era un símbolo de progreso, de conexión, de oportunidades. Ahora, parece más bien un símbolo de cómo las prioridades políticas pueden descarrilar incluso los proyectos más prometedores.

Así que, mientras el Tren Maya sigue avanzando (o intentándolo) con su presupuesto reducido, y los turistas en Quintana Roo se preguntan si llegarán a su destino a tiempo, el Gobierno sigue abrazando… bueno, todo menos los rieles. ¿Será este el futuro que queremos? Un futuro donde los trenes se detienen, pero los problemas siguen avanzando. ¡Qué viaje tan emocionante!

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