
Redacción / Quintana Roo Ahora
Jalisco.- La periodista Marcela Turati, coordinadora de ¿A dónde van los desaparecidos?, denunció que la reciente visita del fiscal general de la República, Alejandro Gertz Manero, al rancho de los crematorios clandestinos en Teuchitlán, Jalisco, se convirtió en una muestra de desprecio, crueldad y maltrato a las víctimas.
A través de un hilo en su cuenta de X, Turati compartió una serie de videos en los que criticó la forma en que se llevó a cabo la apertura del llamado “rancho del terror” el pasado jueves, evidenciando la insensibilidad con la que fueron tratadas las familias de las personas desaparecidas. “Lo que se les hace en lo oscurito, ahora quedó televisado”, señaló la periodista.
Uno de los momentos más impactantes fue cuando las familias, en su mayoría madres, desesperadas por la espera bajo el sol, decidieron caminar por su cuenta al rancho Teuchitlán. “No somos perros, somos madres”, gritaron en su angustia. Sin embargo, al llegar, las esperaba un nuevo golpe: la ausencia de las evidencias que el gobierno debía mostrarles. No había ropas ni pertenencias de sus seres queridos, lo que llevó a muchas a salir del lugar entre lágrimas y gritos de indignación.
En el interior del rancho, la escena fue aún más desoladora. Una madre cayó al suelo, llorando y tratando de excavar con sus uñas, rodeada de cámaras de televisión. Nadie les explicó los hallazgos. Las madres que descubrieron el sitio expresaron su indignación al ver que la Fiscalía había levantado todo, dejando un vacío en la búsqueda de respuestas.
El acceso al rancho fue descontrolado. Familias, prensa y funcionarios caminaron sobre lo que podría haber sido evidencia pericial. Algunas madres hallaron una maleta entre la tierra, pero el fiscal Gertz Manero, a quien varias familias de distintos estados fueron a buscar en busca de respuestas, nunca llegó ni envió un representante.
Turati cerró su denuncia con una amarga reflexión: sin guías ni explicaciones, cada quien hizo su propio “tour del horror”, donde en las transmisiones de medios nacionales e internacionales se escuchaban frases aterradoras: “Acá los sicarios desollaban, acá descuartizaban, acá calcinaban cuerpos con fuego y ácidos…”. Una mezcla de rumores, notas e imaginación que dejó en evidencia la falta de sensibilidad y compromiso de las autoridades con las víctimas y sus familias.