septiembre 28, 2025

Paso En Falso

En la política quintanarroense ya no hay lugar para las sutilezas: Eugenio “Gino” Segura, el senador de Morena y delfín de Mara Lezama, ya chapotea feliz en la alberca de la sucesión, aunque falten años para que le toque oficialmente lanzarse al mar electoral. ¿La prueba? Cientos de anuncios en redes sociales, cortesía de “nuevos” periódicos digitales que se reproducen como hongos después de la lluvia. Ahí aparece su rostro retocado con frases como “Él sí sabe gobernar”. ¿Perdón? ¿Cuándo fue gobernador y por qué nadie se enteró? Lo que sí sabemos es que el guión ya está escrito y la pasarela empezó sin pudor ni permiso.

Esta estrategia de simulación ya no es novedad, pero el cinismo alcanza niveles de exportación. Que el senador de repente se vuelva omnipresente en la publicidad digital con un discurso tan cuidadosamente ambiguo como descaradamente electoral, no es casualidad. La propaganda anticipada disfrazada de “libertad de expresión” mediática es la nueva especialidad de la casa: se saltan las reglas del juego con la bendición de la impunidad y el respaldo de una estructura que se dice popular, pero se comporta como un viejo régimen maquillado de revolución.

Lo más preocupante no es el uso de recursos para promover a un candidato prematuro, sino la normalización del acarreo digital, el reciclaje del poder y el uso de plataformas falsas para legitimar ambiciones personales. “Gino” no gobierna nada, pero ya le escriben odas sobre lo bien que lo hace. Es el culto al futuro sin presente, el espejismo de la continuidad como destino inevitable. Mientras tanto, los problemas reales —la inseguridad, por mencionar alguno— quedan fuera del encuadre. Pero eso sí, en el metaverso del oficialismo, ya tenemos gobernador 2027.

La 4T en Quintana Roo ha decidido que no vale la pena disimular. Hay pactos que se firman en lo oscurito, pero se promueven con luces LED y pauta pagada. Este adelantado espectáculo es un recordatorio de que la alternancia no garantiza decencia ni ética pública. Lo que vemos hoy es una campaña sin fecha, sin reglas y sin oposición visible. Y eso, más que adelantado, es alarmante. Porque si así se portan antes de la contienda, ¿cómo serán si logran el poder absoluto? El futuro ya llegó, pero viene con hashtag, presupuesto y un delfín que ya se cree tiburón.

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