
Redacción / Quintana Roo Ahora
CDMX.- Durante las últimas semanas de marzo, las redes sociales se convirtieron en terreno fértil para la desinformación. Una serie de publicaciones virales aseguraban la existencia de una «pandemia de VIH» en México, incluso afirmando que un niño contrajo el virus por consumir piña en la vía pública. A pesar de su impacto mediático, ninguna de estas versiones tiene sustento científico ni respaldo de autoridades sanitarias.
Lejos del alarmismo, las cifras oficiales de la Secretaría de Salud muestran que entre enero y octubre de 2024 se registraron 14 mil 99 nuevos casos de VIH en el país. Aunque la cifra puede parecer elevada, representa una disminución en comparación con años anteriores, lo que sugiere que las estrategias de prevención y detección temprana están dando resultados, aunque de manera desigual.
En el acumulado de la última década —de 2014 a 2024— México ha contabilizado 166 mil 180 casos de VIH. Los estados con mayor número de diagnósticos siguen siendo el Estado de México, la Ciudad de México y Veracruz. Se trata de entidades densamente pobladas, con altos niveles de movilidad y zonas urbanas con desigualdad marcada en el acceso a servicios de salud.
El perfil más afectado continúa siendo el de hombres jóvenes, de entre 20 y 34 años. Esto se debe principalmente a la transmisión por vía sexual, especialmente cuando no se utilizan métodos de protección como el condón. Las relaciones sexuales sin protección siguen siendo la principal vía de contagio, lo que subraya la necesidad de educación sexual integral y campañas de prevención más efectivas.
Organizaciones civiles y activistas en temas de salud sexual han alertado sobre los efectos nocivos de la desinformación. Difundir falsedades como la de la «piña infectada» no solo genera miedo infundado, sino que también contribuye a estigmatizar a las personas que viven con VIH, un problema que ya de por sí enfrentan múltiples barreras sociales y estructurales.
La lucha contra el VIH no se trata solo de cifras o medicamentos. Es también una batalla contra la ignorancia, el prejuicio y la desinformación. Apostar por información verificada, educación con enfoque de derechos humanos y acceso equitativo a la salud son los antídotos más poderosos ante cualquier brote… incluso los virales en internet.