octubre 29, 2025

Paso En Falso

En el Caribe mexicano, el calor no sólo derrite el asfalto, también evapora las responsabilidades públicas. El reciente enredo entre el Ayuntamiento de Benito Juárez y la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC) sobre el arranque del alcoholímetro revela, una vez más, que en Cancún la simulación pesa más que la voluntad política. Mientras unos culpan a la falta de equipo, otros demuestran que lo que falta no son herramientas, sino la mínima seriedad institucional. La SSC ha sido clara: el personal, los toldos, las bodycams y hasta las capacitaciones ya están listas. Entonces, ¿por qué seguimos esperando?

La respuesta es tan vieja como la política misma: la inercia burocrática y el miedo a tomar decisiones incómodas. Según el titular de la SSC, Carlos Ernesto D’Amiano Sumuano, el obstáculo real es el Cabildo, que sigue sin aprobar las reformas necesarias al reglamento municipal para bajar el límite de alcohol permitido. Es decir, mientras la vida de cientos de personas pende de un hilo cada fin de semana en nuestras avenidas, nuestras y nuestros regidores están más ocupados en debates interminables y en cuidar sus cuotas de poder que en proteger a la ciudadanía. El Ayuntamiento parece más interesado en patear el bote que en construir soluciones.

Esta no es una simple negligencia técnica, es una negligencia política de alto riesgo. Echarse la bolita entre instancias refleja una preocupante falta de coordinación que, en última instancia, mata. Porque sí, no aplicar el alcoholímetro con los estándares actualizados no es sólo una omisión administrativa; es una puerta abierta para más accidentes, más familias rotas, más víctimas que después lamentamos en redes sociales con un «qué tragedia» desprovisto de toda autocrítica. Cada día de retraso es un recordatorio de que quienes gobiernan esta ciudad todavía no entienden que gobernar es, ante todo, proteger la vida.

En Cancún, la ciudadanía está cansada de pretextos. Nos vendieron un nuevo gobierno y una «nueva seguridad», pero en los hechos, seguimos atrapados en las mismas dinámicas de irresponsabilidad compartida. Si el Cabildo tiene pendiente armonizar el reglamento, que lo haga. Si la SSC ya está lista, que presione con contundencia. Lo que no podemos seguir permitiendo es que la negligencia institucional se normalice mientras el riesgo en las calles aumenta. Urge menos politiquería y más decisiones valientes. Porque mientras ellos se echan la bolita, nosotros nos jugamos la vida.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *