Paso En Falso
Hay una fórmula vieja que algunos políticos locales siguen desempolvando cada que sus números no levantan: la de la “pareja feliz que ama al pueblo”. Renán Sánchez Tajonar, diputado local y dirigente del PVEM en Quintana Roo, parece estar en plena reinvención de imagen, pero no desde una innovación comunicativa o una propuesta legislativa sólida, sino desde el guión romántico-mediático que alguna vez intentó capitalizar Greg Sánchez con su entonces esposa Niurka Saliva. Hoy, Renán aparece en todos lados acompañado de su “esposa Vale”, como le gusta presentarla, en una serie de videos que pretenden vendernos una narrativa de cercanía, entusiasmo y compromiso con el estado. Spoiler: no cuela.
La presencia de esta pareja en redes sociales, entre visitas “espontáneas” a ciudadanos y recorridos por el Parque Jaguar de Tulum, se siente más como una estrategia desesperada por humanizar una figura política que no ha logrado conectar por sí sola con la ciudadanía. Y no es que el amor o la vida familiar sean incompatibles con la política —todo lo contrario, la dimensión humana debería sumar— pero cuando se convierte en escaparate, en performance planificado, lo que comunica es inseguridad. Es decir, “no me basta mi trabajo, necesito que me quieras por mi vida privada bien editada”. La política convertida en reality show de bajo presupuesto.
Lo irónico es que, lejos de empujar hacia una imagen más sólida, este “formato en pareja” lo vuelve aún más endeble. Porque si la imagen pública depende del cariño que se pueda generar a partir de su relación, ¿qué pasa cuando eso se desdibuja? La historia de Greg y Niurka nos dejó claro que el poder compartido no siempre resiste la pérdida de influencia. Y más allá del morbo, la ciudadanía debería preguntarse: ¿qué políticas públicas están saliendo de esa oficina, además de videos cursis? ¿Qué iniciativas están transformando la vida en los municipios? ¿Dónde está el trabajo de fondo?
En una entidad como Quintana Roo, donde los retos sociales, ecológicos y económicos requieren liderazgos serios, resulta preocupante ver a un dirigente del PVEM más ocupado en producir clips para TikTok que en diseñar propuestas legislativas. Porque sí, Renán puede recorrer cada rincón del estado con su esposa, grabar cada abrazo y cada sonrisa, pero si eso no se traduce en resultados concretos, entonces lo único que nos está vendiendo es una versión más del político influencer que cree que basta con parecer “buena onda”…
