 
                Redacción / Quintana Roo Ahora
CDMX.- En el tablero geopolítico del comercio internacional, México se prepara para mover sus fichas con cautela pero con decisión. El titular de la Secretaría de Economía, Marcelo Ebrard, anunció este viernes que durante la Semana de Pascua se llevará a cabo una nueva ronda de negociaciones con el gobierno de Estados Unidos en Washington, con el objetivo de suavizar el golpe de los recientes aranceles impuestos por la Casa Blanca, particularmente sobre los autos ensamblados en México, así como sobre el acero y el aluminio.
Aunque el escenario ideal para el gobierno mexicano sería la eliminación total de las tarifas, Ebrard reconoció que el juego no se está dando en una cancha pareja. “Queríamos que no hubiera ningún arancel, pero vamos a procurar ver de qué manera podemos reducir el impacto… Si todos los países tienen un arancel de 25 por ciento y logramos un descuento que sea de 18, 17 o 16 por ciento, pues tienes una ventaja, aunque te gustaría que fuera cero”, explicó ante medios.
La diplomacia técnica será clave en los próximos días. Según Ebrard, las conversaciones incluirán temas delicados como los descuentos por modelo y marca en el sector automotriz. A pesar de las tensiones, México mantiene una carta fuerte sobre la mesa: “somos la industria automotriz más integrada de Estados Unidos, de todo el mundo”, subrayó el canciller convertido en secretario de Economía.
Las negociaciones no han sido fáciles —como suele pasar cuando se lidia con el estilo frontal de Donald Trump— pero el ex canciller afirmó que han avanzado gracias a la buena relación que ha logrado tejer la presidenta Claudia Sheinbaum con la administración estadounidense. “Incluso los miembros de su gabinete tienen una grata impresión de nuestro país”, añadió, en un guiño que parece buscar reforzar la narrativa de estabilidad diplomática en medio de aguas turbulentas.
Ebrard también reveló que actualmente se realiza un análisis técnico para medir y mitigar el posible impacto en la industria nacional si las tarifas no se reducen. Este ejercicio no es menor si se considera que el acero y el aluminio mexicanos son claves en la cadena de suministro de múltiples sectores industriales en América del Norte.
En un gesto simbólico que también huele a estrategia, el secretario entregó el sello de “Hecho en México” a la empresa Bimbo, enmarcado dentro del Plan México, que busca fortalecer el orgullo y el músculo económico nacional. “Probablemente Bimbo es la empresa mexicana de mayor presencia global, y con el sello, en los 35 países donde tiene presencia, estará el sello de Hecho en México”, dijo Ebrard con la sonrisa de quien sabe que también se negocia con símbolos, no solo con cifras.
En el ajedrez del comercio internacional, cada movimiento cuenta. Y México, aunque presionado por las circunstancias, parece estar dispuesto a pelear cada punto porcentual en defensa de su industria. Las próximas jugadas se darán en Washington, pero su eco resonará en las líneas de producción, los empleos y los bolsillos de miles de mexicanos.

 
                                                         
                                                         
                                                         
                                                         
                                                         
                                                        