septiembre 28, 2025

Paso En Falso

En la política mexicana, las fiestas también son mensajes. Las invitaciones —y las omisiones— dicen más que los discursos y las selfies en campaña. Este fin de semana, la senadora Anahí González celebró su cumpleaños rodeada de morenistas de “cepa”, sin un sólo representante visible del Partido Verde, ese mismo que le sirvió de trampolín electoral. No es casualidad, es cálculo. Anahí, quien se autodefine como “fundadora de Morena” en Quintana Roo, está tomando distancia del Verde justo cuando empiezan a definirse los perfiles para la sucesión en la gubernatura. Y lo está haciendo con una coreografía tan delicada como evidente: abrazar de nuevo al obradorismo duro, mientras deja fuera del encuadre a quienes, hasta hace poco, eran sus aliados indispensables.

No es que el Verde esté en decadencia —al contrario, en muchos municipios siguen siendo el músculo electoral de Morena—, pero la senadora parece haber leído correctamente el nuevo mapa de lealtades. En tiempos donde la 4T necesita consolidarse ideológicamente para sostener su legado más allá de López Obrador, parecer demasiado verde puede resultar incómodo. Y Anahí lo sabe. El acto simbólico de no invitar a ningún “verde” a su cumpleaños, mientras agradece públicamente a la gobernadora Mara Lezama y a otros “referentes” de Morena, no sólo es una muestra de quiénes son sus verdaderos afectos políticos, sino también una declaración de aspiraciones: ella quiere gobernar, y no lo hará con plumaje prestado.

Pero ojo, porque la memoria política también tiene archivo. No se puede borrar con un pastel de cumpleaños la historia reciente. Las campañas que llevaron a Anahí al Congreso no habrían sido posibles sin la maquinaria del Verde, esa que hoy parece ya no tener cabida en su mesa. El pragmatismo es válido —al fin y al cabo, estamos hablando de política—, pero hay algo inquietante en esa facilidad con la que algunas figuras renuncian a sus aliados cuando ya no los necesitan. ¿Es esto liderazgo o simple oportunismo? ¿Es coherencia ideológica o solo una nueva máscara para el mismo proyecto personal?

La senadora está en plena reconfiguración de su imagen, buscando consolidarse como heredera de la 4T en Quintana Roo. No es la única, pero sí quiere ser una de las más visibles. Su fiesta fue una postal del presente, pero también un ensayo del futuro. Lo que queda por ver es si ese futuro le pertenece a ella… o si los ausentes de su cumpleaños estarán esperando, en silencio, el momento para recordarle que en política nadie olvida y todos cobran. Al final, los brindis pasan, pero las facturas siempre llegan.

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