
Redacción/Quintana Roo Ahora
CIUDAD DE MÉXICO.- La muerte de Erik Leonardo Terán Torbellín, un niño de 13 años, durante un campamento organizado por la Academia Militarizada Ollín Cuauhtémoc, ha causado conmoción y una ola de denuncias por presunto maltrato infantil. El menor falleció el pasado 25 de abril en un hospital, tras haber sido trasladado desde el estado de Morelos, donde se realizaba la actividad. Su madre, Erika Torbellín, denunció que el cuerpo presentaba múltiples hematomas, signos de violencia y deshidratación severa, mientras que la necropsia reveló el estallamiento de vísceras por golpes.
Según los testimonios recabados por la familia, Erik fue víctima de una paliza, obligado a continuar con ejercicios físicos pese a su agotamiento y arrastrado por el suelo durante varios minutos, incluso después de desmayarse. Los vecinos del área, y no el personal de la academia, fueron quienes alertaron a los servicios de emergencia. Aunque la institución aseguró haber brindado primeros auxilios y apoyo moral y económico a la familia, el acta de defunción indica que la muerte fue «accidental o violenta».
A raíz del fallecimiento, han surgido al menos ocho denuncias formales contra la academia, así como más de 30 testimonios de maltrato físico, negligencia, alimentación insuficiente y condiciones inhumanas durante los campamentos. Uno de los menores afirmó haber regresado con un brazo roto, mientras que otros reportaron haber sido golpeados y privados de comida y agua. La Secretaría de Educación Pública (SEP) confirmó que el campamento no contaba con las autorizaciones requeridas.
El Instituto de Verificación Administrativa de la Ciudad de México, en conjunto con autoridades locales, clausuró las instalaciones de la academia en la alcaldía Cuauhtémoc. Mientras avanza la investigación, la familia de Erik exige justicia por lo que consideran una muerte evitable, resultado del abuso sistemático dentro de una institución que, bajo el pretexto de la formación militar, habría normalizado la violencia contra menores.