
Redacción / Quintana Roo Ahora
OAXACA.- Lo que debía ser un trámite bancario rutinario se convirtió en una imagen poderosa que ha desatado indignación nacional: Fidelia Vásquez Nuño, de 96 años, fue llevada en camilla por su familia a una sucursal del banco BBVA México en Oaxaca para intentar resolver un bloqueo en el cobro de su pensión, suspendida durante seis meses. La escena, viralizada en redes sociales, obligó al banco a ofrecer una disculpa pública.
“Lamentamos profundamente la situación y le ofrecemos disculpas por cualquier inconveniente ocasionado”, declaró BBVA a través de un comunicado difundido en sus redes sociales la noche del sábado.
El caso de la señora Vásquez Nuño encendió el debate sobre la deshumanización de los servicios bancarios y la falta de protocolos adaptados a personas mayores. Su hijo, Gilberto Ayala, denunció que a pesar de presentar documentación oficial y contar con un apoderado legal, el banco insistió en que la identidad biométrica de su madre presentaba inconsistencias y por ello no podía recibir su pensión del ISSSTE.
“La sucursal del banco Bancomer BBVA de la colonia Reforma nos dijo que el pago estaba suspendido y comenzó a exigirnos un sinfín de requisitos. Cumplimos con todo, pero seguían poniendo trabas. No nos dejaron otra opción que llevarla físicamente”, relató Ayala visiblemente molesto.
Por su parte, BBVA se defendió citando la Circular Única Bancaria de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV), que establece los lineamientos para validar a terceros que actúan en nombre de un cliente. Según el banco, en este caso los documentos presentaban inconsistencias, y “en ningún momento se solicitó la presencia física de la clienta; esa fue decisión del familiar”.
La escena de una mujer nonagenaria en camilla, frente a un escritorio bancario, ha provocado un alud de críticas tanto a la banca como al sistema de pensiones en México. Especialistas en derechos de personas adultas mayores han señalado que este tipo de situaciones revela una “profunda falta de sensibilidad” en las instituciones.
“Es urgente una reforma que garantice servicios accesibles, dignos y humanos para nuestros adultos mayores. No se puede normalizar que la burocracia se imponga sobre la dignidad”, opinó la activista Alicia García, del colectivo Envejeciendo con Dignidad.
Mientras tanto, la señora Fidelia pudo finalmente cobrar su pensión tras regularizar los documentos, pero el reclamo de su familia y de la sociedad es más profundo: nadie debería llegar a esos extremos para ejercer un derecho básico como el acceso a sus propios recursos.