septiembre 28, 2025

Redacción / Denuncia Ciudadana / Quintana Roo Ahora

Elegir un servicio de transporte como Uber debería representar comodidad, eficiencia y, sobre todo, seguridad. Pero, ¿qué ocurre cuando el trayecto se convierte en una experiencia tensa, violenta y cargada de incertidumbre? Una reciente denuncia ciudadana desde Cancún pone nuevamente bajo la lupa los filtros de selección y supervisión de conductores de esta plataforma.

Una usuaria relató cómo, en un viaje aparentemente rutinario rumbo al supermercado, se topó con un conductor que respondió con altanería y agresividad desde el primer momento. Ante una solicitud básica —encender el aire acondicionado bajo el intenso calor del mediodía—, la respuesta fue: «¡No tengo!», seguida de reproches por no haberlo solicitado previamente en la app, una opción que no existe como tal en el proceso de pedido.

Lo que siguió fue una serie de actitudes preocupantes: desvío injustificado de la ruta, conducción temeraria y, al final del trayecto, una respuesta grosera cuando la usuaria pidió activar la opción de pago diferido, – algo que de acuerdo con el departamento de comunicación de Uber, no existe en la app -. “¿Ni 30 pesos tienes para pagar?”, fue el reclamo. La situación culminó con la madre de la usuaria pagando el viaje, solo para evitar una confrontación mayor.

La denunciante, con justa razón, hizo pública su experiencia. No se trata solo de una queja por mal servicio, sino de una alerta: si conductores con este perfil tienen acceso a datos personales como dirección o número telefónico, el riesgo no es menor. Y aunque las empresas como Uber suelen ofrecer canales de atención, la sensación de vulnerabilidad y la percepción de impunidad siguen siendo comunes entre los usuarios.

Este caso, más allá de lo anecdótico, nos obliga a reflexionar: ¿están funcionando los mecanismos de control, capacitación y sanción dentro de las plataformas digitales de transporte? ¿Qué garantías reales tienen los pasajeros cuando las normas básicas de respeto se ignoran desde el asiento del conductor?

Las aplicaciones de movilidad representan una solución moderna para muchas ciudades. Pero como cualquier servicio que implica contacto humano, requiere de vigilancia, rendición de cuentas y empatía. Porque no, no se trata de «tener 30 pesos», sino de tener respeto.

¿Has tenido una experiencia similar? ¿Están cumpliendo las plataformas con su parte del contrato implícito de seguridad y servicio? Vale la pena pensarlo… antes del próximo viaje.

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