
Paso En Falso
El regreso del magisterio quintanarroense a las aulas no debería ser motivo de celebración triunfal por parte del gobierno. No se ganó una batalla, se pospuso una confrontación. El paro se levanta, sí, pero no porque las causas hayan desaparecido, sino porque los docentes —consciente y generosamente— han decidido no afectar más a sus alumnos, aun cuando sus demandas siguen sin resolverse. Esta decisión, lejos de silenciar su voz, debería hacerla sonar con más fuerza. El gobierno no debería cantar victoria, sino abrir de una vez por todas los oídos y el corazón a un gremio que históricamente ha sido más señalado que escuchado.
Es inadmisible que desde las instituciones se siga utilizando a las infancias y juventudes como escudo retórico para deslegitimar las luchas magisteriales. Cargar al profesorado con la culpa de la interrupción de clases es no sólo injusto, sino profundamente deshonesto. Si hay alguien que ha sostenido a la educación pública —con sueldos magros, condiciones precarias y reformas impuestas desde escritorios lejanos—, han sido precisamente las y los maestros. Usar el bienestar de niñas, niños y adolescentes como herramienta para evadir la discusión de fondo no sólo es tramposo, es cruel.
Hoy, sin el ruido de la protesta en las calles, el gobierno tiene una oportunidad única: demostrar que puede dialogar sin imponer, que puede construir acuerdos reales en lugar de dictar reformas verticales. Es tiempo de sentarse con el magisterio, no frente a él. Porque cuando se escucha con arrogancia y no con humildad, las soluciones llegan tarde, mal y de malas. Esta tregua no es rendición, es un llamado al diálogo digno, sin chantajes ni simulaciones.
El magisterio ha dado un paso al frente por la educación. Toca ahora al gobierno hacer lo mismo. No con discursos vacíos ni con actos mediáticos, sino con acciones concretas que reconozcan el valor y las necesidades de quienes sostienen todos los días las aulas de este país. Porque si algo ha dejado claro esta movilización es que enseñar también es resistir. Y que quienes enseñan, también saben luchar.