junio 22, 2025

Paso En Falso

En el vibrante corazón del Caribe mexicano, donde los resorts de lujo y las playas de ensueño atraen a millones de turistas cada año, se esconde una realidad menos glamurosa: la precariedad laboral de quienes sostienen esta industria. Aunque Quintana Roo ostenta un salario promedio de $11,148 pesos mensuales, ubicándose en el octavo lugar a nivel nacional, los trabajadores del sector hotelero, principal motor económico del estado, perciben ingresos que oscilan entre los $8,000 y $13,000 pesos mensuales, frecuentemente sin acceso a prestaciones ni seguridad social .

Esta disparidad se agrava al comparar con estados como Yucatán, donde profesiones técnicas y especializadas en la industria manufacturera o tecnológica ofrecen salarios superiores a los $20,000 pesos mensuales, en un contexto de menor costo de vida y mayor seguridad . La situación evidencia una falta de diversificación económica en Quintana Roo, que ha apostado casi exclusivamente por el turismo, dejando de lado sectores que podrían ofrecer empleos mejor remunerados y más estables.

A nivel nacional, el poder adquisitivo sigue siendo una preocupación. Según el Índice Big Mac 2025, México se encuentra entre los países latinoamericanos donde se requieren más horas de trabajo para adquirir una hamburguesa Big Mac -Sì, McDonalds ya la hace de economista-, superado por países como Argentina, Puerto Rico, Chile, Costa Rica, El Salvador y Colombia. Esto, a pesar de que el salario mínimo ha aumentado más del 100% en los últimos años . El encarecimiento de la vida y la persistencia de la informalidad laboral diluyen estos avances, dejando a muchos trabajadores en una situación económica vulnerable.

El modelo «todo incluido», ampliamente adoptado en la región, ha contribuido a esta precarización al limitar el ingreso directo de los empleados mediante acuerdos que restringen las propinas. Además, se ha convertido en un entorno laboral discriminatorio, especialmente para personas mayores de 40 años. Datos del INEGI muestran que la edad promedio de los trabajadores del sector es de 36 años, evidenciando un sesgo que excluye a quienes podrían aportar experiencia y capacidad. Es imperativo que las autoridades y el sector privado reconozcan estas problemáticas y trabajen en conjunto para mejorar las condiciones laborales, diversificar la economía y garantizar un futuro más justo para quienes hacen posible el esplendor turístico de Quintana Roo.

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