julio 14, 2025

Redacción / Quintana Roo Ahora

ESPAÑA.- El cantante español Alejandro Sanz se encuentra nuevamente en el centro de la polémica, tras las declaraciones de Ivet Playà, una joven que asegura haber mantenido una relación con él desde que tenía 18 años, y que afirma haber vivido una experiencia emocionalmente dolorosa y marcada por la manipulación.

La controversia estalló el pasado 20 de junio de 2025, cuando el equipo legal del artista difundió un comunicado acusando a Playà de intento de extorsión, al supuestamente exigirle 950 mil euros (cerca de 21 millones de pesos mexicanos) a cambio de no hacer públicos audios y fotografías íntimas. Según los abogados, la propuesta también incluía pagos anuales de 300 mil y 350 mil euros, además del 5% de participación en varios proyectos de Sanz, como Jardineras Bayer, IPM Comunicación y una propiedad en Collbató, Barcelona.

Ante estas acusaciones, el equipo legal de Ivet Playà negó rotundamente haber solicitado dinero o haber amenazado al artista. En un comunicado, afirmaron que «calificar estos hechos como extorsión constituye en sí mismo un acto injurioso», y retaron públicamente al equipo del cantante a presentar pruebas ante la justicia.

En medio del revuelo, la joven ofreció una entrevista televisiva en la que narró cómo conoció a Alejandro Sanz: primero en el entorno virtual durante un año y después en persona, cuando ella tenía 18 años y él 49. “Sabía que lo que hacíamos no era normal”, declaró. También señaló haber sentido una fuerte diferencia de poder emocional y simbólico, lo que, según ella, marcó la dinámica de la relación.

Por su parte, Sanz respondió de forma breve en redes sociales, donde confirmó que existió una relación, aunque subrayó que fue entre adultos y con consentimiento. Hasta el momento, no existen denuncias penales formales ni por parte del cantante ni de la joven, aunque la escalada de acusaciones podría derivar en acciones legales en los próximos días.

El caso ha generado un intenso debate en redes sociales sobre los límites del consentimiento, las relaciones marcadas por diferencias de poder, y la responsabilidad pública de las figuras mediáticas. Mientras tanto, tanto Sanz como Playà se preparan para una posible batalla legal y mediática en la que mucho más que su intimidad está en juego.

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