julio 14, 2025

Paso En Falso

En Quintana Roo ya parece hábito legislar con las orejas tapadas y la brújula moral perdida. La Suprema Corte de Justicia de la Nación lo ha dejado claro: los diputados locales pasaron por alto la voz —y los derechos— de las personas con discapacidad al imponer requisitos médicos invasivos para el matrimonio. Un revés jurídico, sí, pero también un retrato fiel de cómo el Congreso del estado suele funcionar: mirando hacia arriba, hacia sus jefes políticos, y no hacia abajo, donde está el pueblo que dicen representar.

Claro ejemplo el “Cantinflas” Humberto Aldana, ese personaje que habla mucho, pero dice poco, y que junto con Renán Sánchez ha protagonizado uno de los capítulos más oscuros de la XVII Legislatura. Ahí está la famosa estatua de Andrés Quintana Roo, que nadie pidió pero costó una fortuna; o el comedor legislativo prometido que nunca se hizo. Y, por supuesto, la opacidad con que se han manejado millones de pesos que simplemente se esfumaron como si fueran humo. Legislan como si el Congreso fuera su finca privada, con decretos que no consultan, decisiones que no explican y dinero que no se rinde.

El fallo de la Corte no solo señala una omisión técnica, sino una falta de sensibilidad brutal. ¿En qué cabeza cabe que, en pleno siglo XXI, se condicione el derecho a casarse a la entrega de certificados que revelen enfermedades crónicas o hereditarias? ¿Qué sigue? ¿Un permiso para amar expedido por la Secretaría de Salud? Esta clase de normas no protegen a nadie; al contrario, humillan, aíslan y excluyen, especialmente a quienes ya viven con barreras sociales y estigmas.

Pero lo más preocupante no es el contenido de la ley tumbada, sino la manera en que fue aprobada: sin consulta previa a las personas afectadas. Y no es un olvido menor. Es una violación al principio básico de que nada sobre nosotros debe hacerse sin nosotros. La Corte ha hecho lo correcto, pero la pregunta queda en el aire: ¿cuántas veces más tendremos que recurrir al máximo tribunal para detener la torpeza —o la perversión— legislativa? ¿Cuándo dejarán los congresos de gobernar para sus partidos y empezarán a legislar con verdadera perspectiva de derechos humanos? Porque ya va siendo hora… y la paciencia ciudadana también tiene sus límites.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *