
Redacción / Quintana Roo Ahora
Y mientras en la Zona Maya un opositor lucha por su derecho a ocupar un cargo legítimamente ganado, Raúl Antonio Gutiérrez Luna se da el lujo de diferir audiencias como quien aplaza una cita de café. Total, ¿qué prisa puede tener la justicia cuando ya se sabe a quién debe servir?
Este honorable juez de control —y ahora flamante juez penal para adolescentes— se ha convertido en todo un caso de estudio. No por su imparcialidad, claro, sino por su capacidad para estar en todos lados… al mismo tiempo. ¿Milagro jurídico? No. Solo fue postulado por los tres poderes del estado en la elección judicial más transparente desde… bueno, nunca.
¿Quién más puede presumir haber sido el “candidato de consenso” del Ejecutivo, Legislativo y Judicial? Ni en las películas de ciencia ficción hay tanta alineación de planetas. Eso no es carrera judicial, es billete ganador en cada rifa del sistema.
Y mientras tanto, Francisco Puc, mejor conocido como “Xiximac”, sigue esperando justicia por haber cometido el imperdonable pecado de no reprimir a su gente. Porque, en la lógica del señor Gutiérrez Luna, dejar que un pueblo se manifieste es tan grave como haberlos incitado a derrocar al gobierno.
¿Audiencias diferidas cuatro veces desde diciembre? Qué va. Eso no es retraso, es técnica jurídica avanzada. Dilatar, embarrar y enredar hasta que el ciudadano se canse o pierda el juicio… mental.
Así, mientras “Xiximac” pelea su lugar en el cabildo, Raúl Gutiérrez Luna se acomoda en su nuevo trono judicial, blindado por la bendición de todos los dioses políticos. Porque cuando el sistema te quiere… no hay justicia que te quite.
¿Alguna duda de quién manda?