septiembre 26, 2025

La mayoría de las personas recibieron una educación en la que, la justicia, simplemente no era negociable. Nuestros padres y nuestras madres la ejercían, de manera pronta y expedita para forjar hombres y mujeres de bien, y lo lograron. A mí me tocaron los tiempos en que los y las maestras aplicaban sanciones físicas tales como: reglazos, jaladas de patilla, pescozones, etc. En la educación y en la formación intervenían los hermanos mayores, los tíos, los abuelos y hasta los amigos más cercanos de la familia. El fin era que fuéramos “gente de bien”.

Como en todo, los abusos, las nuevas reglamentaciones, generaron “cambios para bien” (sin duda alguna, pero entrecomillado), hoy día, se extraña “un buen chancletazo regenerador” de una madre amorosa, aunque parezca un dislate. Hoy hay una serie de recursos alrededor de un “muchacho malcriado” que van desde asesorías, psicólogos, psiquiatras, retiros espirituales y más, todos los anteriores para no violentar sus derechos humanos, y su derecho a una niñez feliz, y concuerdo con el respeto a los derechos, sin embargo, nuestra sociedad, hoy en día, no es mejor que la que un día fue. 

El gobierno se comporta igual. Olvidándose de que tiene el monopolio del uso de la fuerza, el Estado fue abandonando este recurso legal para cuidar de el orden y de la paz social. Es verdad que en nombre de lo anterior se cometieron abusos terribles que a, la fecha, todavía nos duelen como nación. Lo que no es permisible es que nos llenen de justificaciones en vez de acciones. El Estado mexicano fue cediendo territorio y acción a la delincuencia, al grado que esta fue y es superior en muchos espacios geográficos, sociales y políticos. Vemos imágenes de policías y miembros de las fuerzas armadas reducidos, desarmados, vejados, humillados sin que por lo anterior haya consecuencias, y la respuesta es: No somos autoritarios, o.. No habrá represión, o nosotros no haremos lo mismo….

El Estado mexicano, en general, está atrapado en un discurso. Si bien es cierto que, hay un cambio de rumbo del actual gobierno para acabar con el estigma de “abrazos no balazos”, y de que el “nuevo poder judicial” ya no libere a delincuentes de todo tipo a cambio de dinero, aún estamos esperando resultados concretos y tan demoledores como los de delincuencia misma de nuestro país. Frente a las cifras grandilocuentes y de los supuestos avances, y de las presumidas reducciones del índice de delitos diversos, la realidad es que, todos los días hay balaceras, asaltos, robos, extorsiones, secuestros en las mismas grandes ciudades que todos ya conocemos, y que no pareciera que van a terminar nunca, y lo que es peor, en lugares antes pacíficos hoy se ha roto la calma.

Los cuerpos de seguridad de los municipios, donde se asientan los delitos fueron prácticamente desmantelados. No hay recursos para contrataciones, sueldos, prestaciones, uniformes, capacitación, etc. Los recursos se quedan en la federación y en los Estados, y la estrategia no ha dado los resultados que prometen los gobernantes, y lo que es más, nos enteramos de quienes tenían a su cargo y dirección la seguridad pública eran quien encabezaban a los grupos criminales, Genaro García luna, Hernán Bermúdez Requena, etc.

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