
En estos días, MORENA celebró su reunión de Consejo Nacional para aprobar una serie de reglamentos con la finalidad de recuperar un poco la filosofía que lo convirtió en el partido-movimiento más grande de América. Esta modalidad de conducirse se define de forma simple: partido en tiempos electorales y movimiento en los periodos en que no lo está.
Esta modalidad no es una innovación. Uruguay es uno de los modelos a seguir por quienes han planteado antes esta posibilidad. Allí, el Frente Amplio alberga o coaliga a diversos movimientos que han impulsado figuras de izquierda como Tabaré Vázquez y, más recientemente, a través del Movimiento de Participación Popular, a la hoy emblemática figura de José “Pepe” Mujica.
El transitar de los partidos de izquierda no ha sido fácil en México, y menos aún porque la izquierda, por definición, no suele ser una forma monolítica de pensamiento. Los movimientos de izquierda se nutren de diversas corrientes: comunistas, socialistas, anarquistas, maoístas, feministas, movimientos obreros, movimientos campesinos, etcétera.
En nuestro país, el partido que más éxito electoral ha tenido es MORENA, por encima del Partido de la Revolución Democrática (PRD), que logró triunfos importantes en gubernaturas y en la estratégica Ciudad de México, parte de la conurbación más poblada de la República y con la mayor resonancia mediática.
AMLO construyó este partido-movimiento, que en su mismo nombre lo dice: Movimiento de Regeneración Nacional. No lo hizo desde sus cimientos; de hecho, muchos de los fundadores del “movimiento” vienen del PRD, que a su vez integraba a militantes provenientes del Partido Comunista de México y de la corriente crítica que se escindió del Partido Revolucionario Institucional (PRI) en la década de los 80, con grandes figuras dentro de la izquierda cardenista como Cuauhtémoc Cárdenas, Porfirio Muñoz Ledo e Ifigenia Martínez, entre los principales líderes.
Pero también llegaron personas del movimiento guerrillero, como la Liga 23 de Septiembre. Lo menciono porque MORENA albergó tanto a figuras del partidismo orgánico e institucional como a personajes que, en la clandestinidad y en la lucha armada, pretendieron hacer un cambio de régimen.
Camilo Valenzuela, profesor-investigador, dirigente social, fundador del PRD y respetado personaje de la izquierda mexicana —ex guerrillero de la Liga 23 de Septiembre— plantea sin ambages que MORENA nació como un proyecto progresista liberal que busca refuncionalizar el capitalismo, reciclar una clase o casta política que administre ese capitalismo neoliberal con cambios secundarios. No se atreve a convocar a la recuperación de la independencia ni de la soberanía nacional.
Parte de lo dicho coincide con una de las resoluciones que más ruido mediático ha generado: la creación de una Comisión de Evaluación que investigará los antecedentes de quienes pretendan pertenecer a MORENA, con el objetivo de cribar la entrada de personajes polémicos y controversiales. Y es que hubo cuestionamientos sensibles por la incorporación de reconocidos priistas y panistas como Alejandro Murat y Miguel Ángel Yunes.
En Quintana Roo se preguntan por la posible entrada de personajes que podrían representar precisamente aquello que ya no se quiere en MORENA. El tema es saber: ¿qué van a hacer con todos los que ya están dentro?