septiembre 28, 2025

Redacción / Quintana Roo Ahora

Quintana Roo.- Circula en redes un video que ha despertado la indignación nacional: un joven golpea, arrastra y maltrata brutalmente a una mujer, quien suplica entre gritos que no la agreda más. El agresor ha sido identificado como Arturo Antonio , hijo del polémico empresario Arturo Aguirre Abarca. Lo que ha desatado aún más indignación no es solo la violencia del acto, sino la aparente impunidad que lo protege.

Un historial que el dinero no puede ocultar

Arturo Antonio no es ajeno al escrutinio judicial. Ya suma dos carpetas de investigación por hechos similares y una orden de restricción que violó sin consecuencias visibles. La víctima del video no sería la primera mujer que sufre por su violencia, pero sí la más reciente evidencia pública de un patrón de abuso al que, hasta ahora, las autoridades han respondido con silencio.

La razón detrás de esa impunidad, según denuncias públicas y testimonios cercanos al caso, radica en el apellido que lleva: Aguirre Abarca.

Un padre con pasado turbio

Quienes conocieron a Arturo Aguirre Abarca durante sus años en el Colegio Ilat de Cancún lo describen como un joven problemático, violento y con un comportamiento sexualizado que causó escándalos en su entorno escolar. Con los años, esa conducta habría evolucionado en una estrategia más refinada: la compra sistemática de favores y voluntades.

Fuentes locales aseguran que el empresario ha hecho uso de sus conexiones económicas y políticas para frenar cualquier intento de justicia contra su hijo. La sombra de la corrupción se proyecta directamente sobre las acciones —o la omisión— de la Fiscalía General del Estado de Quintana Roo, que a pesar de contar con evidencia, no ha procedido con la contundencia que el caso demanda.

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La presión social crece

El caso llegó hasta el diputado Sergio Mayer, quien hizo pública la denuncia y exigió a las autoridades actuar sin sesgos ni privilegios. También familiares de la víctima alzaron la voz, temiendo que el poder económico de los Aguirre termine sepultando otro caso de violencia de género en la impunidad.

“La Fiscalía tiene todos los elementos para proceder. Si no lo hace, será cómplice”, sentenció Mayer.

¿Hasta cuándo la impunidad?

La pregunta que muchos se hacen es clara: ¿Quién protege a Arturo Antonio? ¿Por qué un agresor con antecedentes documentados y evidencia en video sigue libre?

Este no es solo un caso de violencia de género. Es un reflejo de cómo la corrupción y los privilegios siguen siendo moneda de cambio en el sistema de justicia mexicano.

Mientras tanto, la víctima —y muchas otras que tal vez nunca denunciaron— esperan que esta vez el apellido Aguirre no valga más que la ley.

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