Redacción / Quintana Roo Ahora
CANCÚN.- Cancún vive un debate candente sobre su seguridad pública. La presidenta municipal de Benito Juárez, Ana Paty Peralta, ha salido al paso para descalificar los recientes indicadores presentados por Coparmex a través de Data Coparmex, que posicionan a Quintana Roo como uno de los estados con mayores tasas de robo a negocios y extorsión en el país.
“Varios de esos datos no corresponden con la realidad que vivimos hoy en la ciudad”, aseguró Peralta, defendiendo la efectividad de los operativos permanentes, especialmente en el tema de los motociclistas, una problemática que, según la alcaldesa, no es objeto de medidas improvisadas sino de acciones sostenidas desde hace meses.
No obstante, el contraste es evidente. Mientras Coparmex reporta que Quintana Roo lidera el ranking nacional en robo a negocios —con 239 carpetas de investigación por cada 10 mil unidades económicas en el primer semestre de 2025— y figura entre los diez estados con más extorsiones por cada 100 mil habitantes, la presidenta insiste en que sus cifras municipales indican una tendencia a la baja en delitos de alto impacto.
Peralta reconoce la existencia de una “cifra negra” en delitos no denunciados, pero sostiene que la confianza ciudadana en las autoridades ha mejorado y que eso se refleja en un incremento en las denuncias. “Hoy hay confianza para denunciar, y eso permite que los delitos no queden impunes”, dijo.
El cruce de datos abre un debate clave: ¿la percepción de seguridad se basa en la realidad palpable en las calles o en estadísticas que pueden reflejar solo una parte del panorama?
Mientras Coparmex advierte sobre la gravedad del problema y la necesidad de políticas contundentes, la alcaldesa llama a no dejarse llevar por “cifras que no reflejan la situación real”, un discurso que, para algunos, puede interpretarse como una minimización del problema o un intento por cuidar la imagen del destino turístico.
En medio de esta polémica, la pregunta que queda flotando en el aire es si Cancún realmente está mejorando en materia de seguridad o si la ciudad enfrenta un reto mucho mayor del que las autoridades están dispuestas a admitir públicamente.
La ciudadanía, por su parte, sigue expectante, y la respuesta quizá esté en las calles, más allá de los números y discursos oficiales.
