
Redacción / Quintana Roo Ahora
VENEZUELA.- El despliegue de tres destructores lanzamisiles de Estados Unidos en aguas internacionales frente a Venezuela reavivó los rumores de una posible intervención militar contra el gobierno de Nicolás Maduro. La respuesta de Caracas no se hizo esperar: el mandatario activó la movilización de la Milicia Bolivariana, un cuerpo civil adscrito a la Fuerza Armada, y denunció un intento de “zarpazo terrorista militar”.
“Lo que amenazan con intentar hacer contra Venezuela —un cambio de régimen, un zarpazo terrorista militar— es inmoral, criminal e ilegal”, dijo Maduro en un acto con diputados. El presidente insistió en que el país cuenta con un plan de seguridad basado en 4.5 millones de milicianos, aunque la cifra es imposible de verificar.
Washington endurece el tono
Desde Washington, el Gobierno del presidente Donald Trump justificó el movimiento naval como parte de una operación antidrogas en el Caribe. La Casa Blanca acusó nuevamente a Maduro de liderar el llamado Cartel de los Soles, al que catalogó como organización terrorista.
“Trump está preparado para usar todos los medios del poder estadounidense para evitar que las drogas inunden nuestro país y traer a los responsables ante la justicia”, declaró la portavoz Karoline Leavitt. La prensa estadounidense adelantó que además de los barcos, se evalúa el envío de hasta 4 mil marines a la zona.
Washington ofrece también una recompensa de 50 millones de dólares por información que lleve a la captura de Maduro.
Entre la incertidumbre y el humor
En Venezuela, la noticia ha corrido rápido entre la preocupación y la ironía. En restaurantes de Caracas circulan bromas como “aprovechemos antes de que lleguen los gringos, es la última cena”. Otros, como Wendy Ramírez, bibliotecaria de 35 años, ponen el foco en la cotidianidad: “Si vamos a esperar por los gringos que lleguen, no llevo comida para la casa”.
Para otros, el asunto despierta sentimientos nacionalistas. “Nosotros somos valientes, fuertes (…) y como hijos de Bolívar responderemos”, aseguró Gloria Hernández, de 70 años.
¿Una invasión real o una jugada psicológica?
Expertos en geopolítica como Mariano de Alba consideran que una intervención armada sigue siendo poco probable. “Puede tratarse de una operación de corte psicológica para aumentar la presión”, señaló. Recordó además que una invasión complicaría la postura de Washington frente a la guerra en Ucrania.
El analista Edward Rodríguez advierte, sin embargo, sobre paralelismos con el caso de Panamá en 1989: “Recuerda las imágenes de Manuel Noriega retando a Estados Unidos y después con el traje naranja de prisionero”.
Por ahora, el Caribe vuelve a convertirse en escenario de tensión, con ecos de la Guerra Fría y la duda permanente: ¿se trata de un simple despliegue disuasivo o de la antesala de una intervención militar?