octubre 28, 2025

Paso En Falso

Hace no mucho, hablar de una ocupación hotelera del 100% en Quintana Roo durante el verano era tan común como el sol en las playas. Era una certeza: turistas de todas partes del mundo colmaban Cancún, Tulum o la Riviera Maya en busca del paraíso prometido. Hoy, en pleno 2025, esa postal idílica se deslava con cifras que evidencian un desgaste profundo. Apenas un 80% de ocupación en promedio, una caída que no puede maquillarse con discursos triunfalistas ni espectáculos institucionales. La Secretaría de Turismo lo sabe, pero parece que en el Gobierno del Estado prefieren hacer como si nada, repartiendo paliativos en lugar de emprender una cirugía mayor al modelo turístico.

La Riviera Maya perdió 6.2 puntos en comparación con el verano pasado; Tulum, 5.9%, y Cozumel sigue viendo vacíos sus aeropuertos con una caída del 15.4% en pasajeros. ¿El culpable? Es una dupla corrosiva: inseguridad y sargazo. En las playas se amontonan las macroalgas que no solo ensucian el paisaje, sino también espantan al turismo que busca mar turquesa, no pantanos marrones. El dato es brutal: en junio, la UNAM detectó 40 toneladas de sargazo en el Caribe, el doble que en 2018 -año récord-. ¿La respuesta del Estado? Campañas, apps, brigadas improvisadas… pero no soluciones reales.

Por si fuera poco, la violencia se ha vuelto rutina en sitios que antes vendían paz y descanso. Quintana Roo lidera en robos con 239 casos por cada 10 mil negocios, y Cancún, ese emblema de turismo, es la tercera ciudad más peligrosa para comerciantes del país. ¿Quién querría vacacionar en un lugar donde la delincuencia acecha no solo al visitante, sino también a quien les da servicio? El deterioro es sistémico, pero se siguen usando curitas en una herida que requiere reconstrucción total.

Las cifras no mienten y los turistas tampoco. La caída no es sólo una pausa, es una advertencia. O el gobierno toma decisiones de fondo —como regular el desarrollo turístico, invertir en seguridad real, implementar estrategias ambientales de largo plazo— o perderemos más que turistas: perderemos reputación. No se puede mantener una industria del paraíso si se vive en medio del abandono. Porque cuando el Caribe huele a sargazo y se escucha a balazos, el paraíso deja de ser destino.

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