septiembre 28, 2025

Redacción / Quintana Roo Ahora

ARGENTINA.- Desde las profundidades del océano Atlántico, a más de 3.500 metros frente a las costas de Mar del Plata, emergió no una criatura mítica ni una nueva especie, sino algo mucho más peculiar: una estrella de mar con forma de glúteos que desató una ola de comentarios, memes y hasta comparaciones con el entrañable Patricio Estrella, personaje de la caricatura Bob Esponja. El hallazgo, tan curioso como cómico, sucedió durante la transmisión en vivo de la expedición Talud Continental IV, organizada por el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet), principal referente científico en Argentina.

El fenómeno comenzó con una publicación del usuario @RPerengano, quien compartió una imagen de la estrella con el mensaje: “Stephen Hillenburg es un genio que creó a Bob Esponja… con un culo tan hermoso como el de Patricio Estrella”. Lo que parecía una simple anécdota graciosa, pronto escaló a una conversación sobre ciencia y divulgación, atrayendo a miles de usuarios a la transmisión en YouTube que documenta en tiempo real los avances de la misión.

La estrella en cuestión pertenece probablemente a las especies Labidiaster annulatus u Odontaster validus, ambas habitantes de aguas profundas y frías del Atlántico sur. Sin embargo, como aclaró la cuenta @BiologiaDesde0, el efecto «trasero» que generó tanto revuelo se debe a cómo la gravedad desplaza la estructura interna de estos equinodermos cuando se aferran a superficies verticales. “No tienen cola ni glúteos; tienen simetría radial”, explicó el perfil especializado, “y en el centro de su cuerpo está el disco central, desde donde se extienden sus brazos y, en la parte inferior, su boca”.

Mientras los científicos recopilan valiosos datos sobre la biodiversidad del lecho marino —documentando especies poco conocidas o incluso inéditas—, la estrella de mar “culona” se convirtió en la inesperada embajadora de la biología marina en el siglo XXI. En un mundo donde el conocimiento compite con el entretenimiento, el humor en redes sociales le dio a la ciencia un escaparate inesperado, confirmando que incluso el rigor académico puede tener su minuto de fama gracias a una buena imagen… y una buena historia.

Al final, lo que parecía solo una broma se transformó en una oportunidad: miles de personas que nunca habrían seguido una transmisión científica, ahora conocen el fondo del mar argentino, comprenden cómo funciona la simetría radial y se preguntan —quizá por primera vez— qué otros secretos puede guardar un océano que nos sigue observando desde su misteriosa profundidad.

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