septiembre 28, 2025

Columna especial

El Partido Revolucionario Institucional intenta sacudirse el polvo de los últimos años con una campaña que busca apelar a la nostalgia: “¿Nos extrañas?”. La pregunta es directa, incluso juguetona, pero carga consigo un reconocimiento implícito: el PRI perdió relevancia desde la llegada de Morena y se convirtió en un eco de lo que alguna vez fue. La campaña parece construida bajo la premisa de que la memoria colectiva es corta, como si la ciudadanía no recordara los excesos, la corrupción y la simulación que marcaron sus gobiernos. Y sin embargo, más que reactivar viejos afectos, la pregunta genera un ruido incómodo: ¿de verdad alguien podría extrañar al PRI?

Sin embargo, el caso de Morena Quintana Roo resulta paradigmático. Aquí, la pregunta “¿nos extrañas?” se transforma en otra aún más punzante: “¿Extrañarlos? Si nunca se fueron”. La evidencia es clara: Morena, que se vendió como el vehículo de la transformación, terminó siendo colonizado por figuras priistas recicladas. Basta con mirar la nómina política. El secretario particular de la gobernadora Mara Lezama, Ángel Rivero Palomo, fue también mano derecha del exgobernador preso Roberto Borge. Paul Carrillo, exalcalde priista de Cancún, hoy despacha en la Secretaría de Economía estatal, aunque se maquille de “ciudadano” o que decir de José Alberto Alonso Ovando, exsecretario de Educación, de Borge, quien libró la cárcel en su momento mediante amparó y hoy se encuentra al frente de la Sedetus con la gobernadora.

Y es que no sólo hablamos del priísmo reciclado en sus filas, sino de la maquinaria que impulsa a Morena Quintana Roo, de manufactura Verde, que cabe mencionar, muchos de estos actores son priistas de cuna como Juan Carrillo o Pepe de la Peña, y aunque se dicen “Ecologistas”, mueven hilos dentro del morenismo. 

En este contexto, la campaña del PRI se vuelve un ejercicio de cinismo político. Se presenta como el exnovio que pregunta si aún se le recuerda con cariño, mientras en realidad nunca dejó de irrumpir en la alcoba. Morena no es tanto un nuevo movimiento, sino un recipiente que terminó albergando a los viejos cuadros de siempre. Y el electorado, que debería ser el centro de estas campañas, queda atrapado entre siglas que cambian de color, pero no de prácticas. Lo guinda, en Quintana Roo, apenas es una capa superficial: por dentro sigue latiendo el priismo de siempre, así que si queremos responder al cuestionamiento del PRI, la respuesta es simple… Cómo extrañar, lo que nunca se fue…

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