
Redacción / Quintana Roo Ahora
Quintana Roo.- Aunque la Península de Yucatán, donde se ubica Quintana Roo, está catalogada en la Zona A de sismicidad muy baja por la CFE, esto no significa que esté libre de temblores. México es uno de los países con mayor actividad sísmica del mundo debido a la convergencia de cinco placas tectónicas en su territorio.
Las placas de Cocos, Pacífico, Norteamérica, Rivera y Caribe generan la mayoría de los movimientos más intensos del país. Esta interacción obliga a mantener sistemas de monitoreo y alerta, incluso en regiones alejadas de los bordes de placa.
La Comisión Federal de Electricidad divide al país en cuatro zonas de peligro sísmico:
- Zona A: sismicidad muy baja
- Zona B: sismicidad baja
- Zona C: sismicidad alta
- Zona D: sismicidad muy alta

En Quintana Roo, la amplificación del suelo es menor al 10 % de la gravedad y no se registran sismos de relevancia desde hace ocho décadas. Sin embargo, los movimientos intraplaca —aquellos que ocurren lejos de los límites tectónicos— pueden sentirse en cualquier momento y su origen resulta difícil de predecir.
En contraste, estados como Guerrero, Oaxaca y Chiapas están en la Zona D, donde los temblores de magnitud superior a 7 grados son frecuentes y la energía sísmica puede amplificarse hasta en un 70 %. Allí se han originado sismos históricos, como el de magnitude 8.2 de septiembre de 2017 y el de 1985 que impactó a la Ciudad de México.
Especialistas del Servicio Geológico Mexicano advierten que un temblor fuerte en el centro o sur del país puede sentirse en la Península. Por ello, instan a reforzar la cultura de la prevención a través de simulacros periódicos, el conocimiento de rutas de evacuación y la revisión constante de la infraestructura. “En México los sismos siempre han ocurrido y seguirán ocurriendo; incluso en zonas de baja sismicidad como Quintana Roo, es esencial estar preparados”, concluye Protección Civil.