octubre 14, 2025

Redacción / Quintana Roo Ahora

Chetumal.- En política, las renuncias nunca son un punto final, sino una pausa cargada de significados. Y la de la diputada Gabriela Mora Castillo, quien este lunes anunció su salida del Partido Verde Ecologista de México (PVEM), no fue la excepción. Detrás de su breve comunicado, asoma el desencuentro con el coordinador de su bancada, Renán Sánchez Tajonar, a quien responsabilizó directamente de haberla removido de la presidencia de la Comisión Anticorrupción, Participación Ciudadana y Órganos Autónomos sin justificación alguna.

La legisladora no se limitó a un adiós diplomático. Durante la sesión del Congreso donde se oficializó el cambio, Mora Castillo expuso su inconformidad con la decisión de la Junta de Gobierno y Coordinación Política (Jugocopo), calificándola de arbitraria y carente de transparencia. “No hay ningún fundamento ni razón, y no se me dio garantía de audiencia”, reclamó ante el pleno, evidenciando el clima de tensión que desde hace semanas se respiraba al interior del grupo parlamentario verde.

El golpe político no es menor: la comisión que presidía no solo representaba un espacio clave en la lucha por la rendición de cuentas, sino también una plataforma de visibilidad e incidencia política que ahora le fue arrebatada para asignarle, casi a modo de castigo, la presidencia de la Comisión de Deportes. Un cambio que en la jerga del poder equivale a un descenso simbólico.

Sin anunciar aún su futuro político, la diputada lanzó una frase que suena a preludio de una nueva etapa: “Los tiempos se acaban y estoy segura que para Quintana Roo vendrán mejores vientos y mejores destinos”. Un cierre elegante, pero cargado de subtexto. Y aunque reafirmó su respaldo a la gobernadora Mara Lezama, su salida deja al Verde con solo cuatro legisladores, aunque todavía como la segunda fuerza en el Congreso local.

La renuncia de Mora Castillo no solo reconfigura el tablero político del Verde, sino que deja en evidencia las fracturas internas de un partido acostumbrado a surfear con habilidad las mareas del poder, pero que hoy parece enfrentar sus propias olas de descontento. En el fondo, más que un gesto de ruptura, su decisión parece ser una advertencia: en Quintana Roo, la disciplina partidista empieza a tener grietas cuando la dignidad toca la puerta.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *