Redacción / Quintana Roo Ahora
Washington D.C.— Dos integrantes de la Guardia Nacional de Virginia Occidental fallecieron este miércoles luego de ser baleados a dos cuadras de la Casa Blanca, informó el gobernador Patrick Morrisey a través de redes sociales. El hecho desató una amplia movilización de cuerpos de seguridad federales y locales en pleno corazón político de Estados Unidos.
El gobernador confirmó que su administración mantiene comunicación directa con autoridades federales mientras avanza la investigación del ataque, que dejó también a un tercer involucrado —el sospechoso— con heridas que, según fuentes policiales consultadas por AP bajo condición de anonimato, no ponen en riesgo su vida.
De acuerdo con información preliminar, uno de los soldados recibió un disparo en la cabeza. El ataque ocurrió en la intersección de las calles 17 y H, en el cuadrante noroeste de Washington, una zona fuertemente vigilada por su cercanía con el complejo presidencial.
Los tres heridos fueron trasladados de inmediato a un hospital, informó Vito Maggiolo, portavoz de los Servicios de Bomberos y Emergencias de DC. La Fuerza de Tarea Conjunta de la ciudad acudió al llamado, mientras que el Departamento de Policía Metropolitana aseguró el perímetro.
Elementos del Servicio Secreto, así como agentes de la Oficina de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos, se desplazaron al área del tiroteo. Tropas de la Guardia Nacional también acudieron como refuerzo, y al menos un helicóptero aterrizó cerca del National Mall para apoyar las labores de emergencia.
El presidente Donald Trump, desde Florida, calificó al agresor como un “animal” y advirtió que “pagará un precio muy alto”. En un mensaje difundido en Truth Social, expresó sus condolencias y respaldo a las fuerzas militares y policiales: “Dios bendiga a nuestra gran Guardia Nacional… estamos con ustedes”.
El ataque ocurre en medio de un intenso debate nacional por la presencia prolongada de la Guardia Nacional en la capital, una medida que ha generado disputas legales y cuestionamientos sobre el uso de fuerzas militares para tareas de seguridad pública. Aunque la orden de emergencia que federalizó a la policía local expiró en septiembre, las tropas permanecieron desplegadas en distintos puntos de la ciudad.
El líder demócrata del Senado, Chuck Schumer, lamentó el ataque y afirmó que “el corazón se rompe por las víctimas de este horrible tiroteo”. Desde la alcaldía, un portavoz confirmó que el gobierno de Washington D.C. monitorea la situación de manera activa.
La semana pasada, un juez federal ordenó el retiro de la Guardia Nacional de las calles, pero aplazó la ejecución de su fallo durante 21 días para permitir al gobierno federal apelar o ajustar el despliegue. El tiroteo de este miércoles añade presión política y social a un debate que ya estaba en pleno punto de ebullición.
