Redacción / Quintana Roo Ahora
Chetumal, QR.- En Chetumal, la Dirección de Tránsito del Estado ha puesto la mira en un nuevo objetivo: los scooters, patines del diablo y bicicletas eléctricas que circulan sin registro, sin placas y, en muchos casos, sin la más mínima noción de seguridad vial. El director de Tránsito, Efraín García Chávez, anunció que estos vehículos ahora deberán “regularizarse” y, por supuesto, pagar impuestos.
La narrativa oficial es clara: se necesita un padrón para identificar a los propietarios y asegurar que cumplan con requisitos de seguridad. Hasta ahí, todo parece razonable. Nadie puede negar que la ciudad se ha llenado de scooters zigzagueando entre autos, banquetas y peatones, convirtiéndose en protagonistas frecuentes de casi–accidentes.
Pero aquí surge la pregunta que muchos ciudadanos ya se están haciendo: ¿esto realmente va de seguridad o es otro capítulo más de la interminable historia del “paga, paga y sigue pagando”? Porque, aunque la medida puede sonar lógica, también llega en un momento donde el bolsillo del ciudadano común ya no da para más sorpresas.
La idea de un registro puede ayudar a ordenar el caos vial y evitar incidentes, sí, pero también podría convertirse en otra barrera para quienes buscan alternativas de movilidad económica y ecológica. Si las autoridades quieren que esta regularización sea aceptada, deberán demostrar que no es solo un nuevo cobro disfrazado, sino una medida real para proteger a quienes circulan y conviven en las calles.
Mientras tanto, la opinión pública se divide entre quienes celebran la regulación para poner orden y quienes sospechan que esto es solo el primer paso para que moverse por la ciudad, incluso en dos ruedas eléctricas, cueste todavía más.
El debate apenas comienza… y rodará —como los scooters— por buen rato.
