Paso en Falso
Hay gobiernos que presumen avances sin mirar el rastro que dejan atrás. En Quintana Roo, ese rastro tiene nombre, rostro y una ausencia que no se puede maquillar: las personas desaparecidas. El Informe Nacional de Personas Desaparecidas 2025 muestra una línea ascendente que apunta directo al corazón del sexenio de Mara Lezama. Cuando arrancó su administración, en mayo de 2022, había 591 casos. Un año después eran 919. En 2024, mil 229. Para mayo de 2025, mil 530. No es una curva: es un grito. Y la gobernadora, en vez de enfrentarlo, parece administrarlo como quien barre polvo debajo de la alfombra.
La narrativa oficial insiste en que “se está combatiendo” la criminalidad. Ayer, por ejemplo, la Fiscalía anunció cateos simultáneos en Othón P. Blanco, Tulum y Benito Juárez, con apoyo federal y estatal. El mes pasado aseguraron bares, “puntos rojos”, redes sospechosas de trata. Cada operativo viene acompañado de patrullas brillantes y discursos de firmeza. Pero la vida cotidiana desmiente el espectáculo: los bares reabren, las redes criminales se reacomodan y el número de desaparecidos sigue avanzando como si nada hubiese cambiado.
Lo que se revela no es incapacidad técnica, sino un mandato atrapado en la simulación. La gobernadora ha construido una figura pública basada en cercanía y empatía, pero el dato duro se convierte en su evidencia más incómoda: bajo su gobierno, Quintana Roo se volvió un estado donde la desaparición crece más rápido que cualquier estrategia de seguridad. ¿Cómo se puede hablar de transformación cuando las familias siguen marchando solas, pegando fichas de búsqueda mientras el gabinete de seguridad posa para fotos en operativos que no resuelven nada?
Mara Lezama debe dejar de gobernar con la vista puesta en el reflector y comenzar a hacerlo con responsabilidad histórica. Las desapariciones no son una estadística más: son el indicador más brutal del fracaso de una política de seguridad que se quedó en la superficie. Si la mandataria no asume el costo político de enfrentar a fondo esta crisis, las cifras de 2026 no solo serán más altas: serán su legado.
