Cancún, Quintana Roo.— La tragedia que envuelve el asesinato de Gael Antonio, el joven de 17 años encontrado sin vida dentro de una maleta en la Región 260, dio un nuevo y doloroso giro luego de que su familia denunciara una ola de rumores que, aseguran, ensucia la memoria del adolescente.
En un mensaje cargado de indignación, su tío, Damian Martínez, lamentó que en redes sociales y algunos medios sensacionalistas circulen versiones “crueles, irresponsables y completamente falsas” que intentan relacionar al menor con actividades delictivas.
Martínez recalcó que Gael era un joven noble, trabajador y dedicado a su familia. Afirmó que el muchacho reunía dinero con esfuerzo para comprarle un regalo a su abuela, quien lucha contra el cáncer, y rechazó tajantemente que se tratara de “dinero fácil” o que tuviera vínculos con el consumo o la venta de drogas.
Sin embargo, la revelación más estremecedora fue la que la familia asegura que selló el destino del joven: Gael habría sido víctima de una traición imperdonable por parte de alguien a quien consideraba casi un hermano. Un supuesto amigo que, de acuerdo con Damian, “intercambió su vida por la de mi sobrino para salvarse a sí mismo”.



Aunque la familia afirma no poder dar detalles que desmontarían los rumores que circulan, fue enfática en un punto: Gael no era un delincuente ni un consumidor; era un muchacho leal, que por esa misma lealtad terminó atrapado en la peor de las situaciones.
A la profunda pérdida se suma el dolor de enfrentar comentarios insensibles y ataques en redes sociales, mientras la abuela del joven, enferma de cáncer, intenta soportar el golpe devastador de la muerte de su nieto.
“Les suplicamos humanidad. Dejen de repetir mentiras. Dejen de lastimar a una familia en pedazos”, pidió Damian, visiblemente afectado por la situación.
Entre el luto y la exigencia de justicia, la familia de Gael pide respeto, verdad y empatía. Aunque el joven ya no puede defenderse, sus seres queridos aseguran que no permitirán que su memoria sea manchada por el morbo digital.
“Gael merece, al menos, eso”, concluyó su tío.
