
Redacción / Quintana Roo Ahora
Estados Unidos.- Cien años después de la desaparición de Andrew Comyn «Sandy» Irvine en las frías alturas del Monte Everest, un equipo de exploración ha realizado un descubrimiento que podría cambiar nuestra comprensión de la historia del montañismo. El pie, aún con una bota puesta, encontrado por un equipo de la revista National Geographic, podría pertenecer a Irvine, quien junto a George Mallory, se sospecha que fueron las primeras personas en llegar a la cima del Everest en 1924, mucho antes que Edmund Hillary y Tenzing Norgay en 1953.

El equipo de exploración, liderado por el renombrado cineasta y alpinista Jimmy Chin, estaba en el Everest grabando un documental cuando hicieron el hallazgo. La bota llevaba un calcetín con la etiqueta «A.C. Irvine», lo que para Chin es prueba suficiente de su identidad, aunque todavía es necesaria la confirmación a través de pruebas de ADN. La familia de Irvine ya ha acordado realizar las pruebas para esclarecer el origen de los restos. «Me quedé helada (…) Todos habíamos perdido la esperanza de encontrar algún rastro de él», confesó Julie Summers, sobrina nieta de Irvine.

El hallazgo de este resto humano ha renovado la esperanza de encontrar la cámara que se cree que Irvine llevaba consigo en la histórica expedición. Si se descubrieran fotografías en dicha cámara, podrían resolver uno de los mayores misterios de la historia: ¿Fueron Irvine y Mallory los primeros en alcanzar la cima del Everest el 8 de junio de 1924, antes de que desaparecieran para siempre en la nieve? La respuesta, hasta ahora, ha sido un enigma.
El cuerpo de George Mallory fue encontrado en 1999 por un alpinista estadounidense, pero hasta ahora no se había encontrado ningún rastro de Irvine. La cámara que él llevaba podría contener pruebas visuales de su llegada a la cima, lo que alteraría los libros de historia.
Para la familia Irvine, este descubrimiento es tanto un alivio como una sorpresa. «Mi abuela tuvo una foto de él junto a su cama hasta el día de su muerte. Decía que era un hombre mejor de lo que cualquier otro podría ser jamás», compartió Julie Summers en una entrevista con la BBC.
Mientras el mundo espera los resultados del ADN y el posible hallazgo de la cámara, el legado de Irvine sigue vivo. Para su familia, el misterio sobre lo que sucedió aquel fatídico día en 1924 es secundario frente al coraje y valentía que mostraron Irvine y Mallory. Sin embargo, como concluyó Julie Summers: «La única manera de que lo sepamos es si encontramos una foto en la cámara que se cree que llevaba».